Verdades a medias

Era difícil esperar que la Comisión de la Verdad hiciera un trabajo imparcial de los hechos analizados, ya que esta se conformó con personas interesadas y tradicionales defensores de los grupos terroristas que surgieron hace 30 años; sin embargo, el abultado y costoso trabajo realizado es más incompleto, parcializado e insólito de lo que podíamos esperar.

Nada dice sobre los crímenes y víctimas de secuestros, asaltos y asesinatos causados por grupos insurgentes, que pretendieron implantar el terror ni se analiza cuáles hubieran sido las consecuencias si el Estado, en vez de actuar con eficiencia para combatir estos delitos, permitía que el cáncer del terrorismo se extendiera .

Debió analizarse qué pasó en países vecinos; en Perú, el Gobierno de esa época descuido el crecimiento del terror, de modo que gobiernos posteriores tuvieron que afrontar un Sendero Luminoso fortalecido, con mayor daño, represión y costo para la nación vecina; en Colombia, cuarenta años no han sido suficientes para combatir un mal que creció y sigue causando mucho dolor a miles de familias, deterioro económico e innumerables refugiados. Ahora el pueblo colombiano aprueba de gobiernos que combatan el mal con firmeza.

Luego de mucho tiempo y dinero gastados por la Comisión, poco o nada nuevo conocemos, la prensa ya había dado cuenta de los hechos hace años, se recalcan casos, como el de la profesora Benavídez, que han sido juzgados y el estado ha compensado a sus familiares. Nada se dice, ni por caridad cristiana, de los deudos de policías, militares y otros ciudadanos victimados, o decapitados, por balas terroristas.

La Comisión ha hecho un recuento de voluminosos archivos de denuncias y recortes de prensa, que más parecen una apología del terrorismo, y no un intento serio de esclarecer las causas, hechos y consecuencias del surgimiento de grupos subversivos, un análisis de sus daños, acciones de los gobiernos para combatirlo, casos de represión abusiva y faltas a derechos humanos incurridos por el Estado.

El informe arremete, casi personalizadamente, contra León Febres Cordero y su gobierno, cuando debe ser la historia la que juzgue las acciones del ex mandatario, el acierto o error de construcción como la perimetral, el combate al terrorismo, con excesos porque afectaron injustamente a inocentes, pero que detuvo el avance del terror en Ecuador.

En vez de gastar mucha plata en desempolvar demonios de odios y rencores pasados de la Hna. Monge, el Gobierno nacional debería de buscar estrategias para combatir el crecimiento delincuencial, de mafias del narcoterrorismo, del sicariato y otros males que afectan a los ciudadanos.

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