A veces molesta recurrir al talento y a la creatividad novelesca de Gabriel García Márquez para usar sus frases o partes de las mismas para describir una situación. En este caso se trata, no de una muerte anunciada, sino de una derrota política que se produciría para el régimen en el 2017. De una manera fatídica y derrotista se anuncia una derrota en las elecciones legislativas, a tal extremo, que junto al vaticinio se anuncian como mecanismos de defensa la denominada muerte cruzada y la daga renacentista -siempre bajo un mantel- que es la reelección indefinida.
Es probable que las reacciones y amenazas nazcan de la aplastante derrota que sufrieron las hermanas huestes chavistas por parte de la oposición en Venezuela. El descontrol fue de tal naturaleza que se insultó a los ciudadanos que dieron el caudaloso triunfo de 112 escaños sobre 167 a la Mesa de la Unidad Democrática. Se olvidaron que en el ejercicio de los derechos electorales, los pueblos son autónomos y soberanos; mucho menos, afirmar que este proceso sea parte de un “golpismo continuado”.
En el Ecuador, que no vive tiempos de las elecciones inmediatas como sucedió en Venezuela y Argentina, la situación es diferente. Con cautela y utilizando la vieja receta de curar en salud, primero, en el caso de las enmiendas se evitó convocar al pueblo a las urnas utilizando el subterfugio previsto en el segundo numeral del artículo 441 de la Constitución que se resume en una frase: en caso de peligro no convocar al pueblo. Ahora, además, se agregan el tema de la reelección indefinida y los mecanismos de la muerte cruzada.
En el primer caso se ha evidenciado un muestrario de nerviosismo político: a) Propuesta inicial de reelección indefinida por la vía de las enmiendas; b) Introducción de la transitoria para que rija después del 2017; c) Búsqueda y depuración de la lista de posibles sucesores; y, d) Competir con el equipo del 2008 para una nueva postulación en caso de la muerte cruzada. Un evidente escenario sísmico.
Muy tempranamente se anuncia la muerte cruzada en una amalgama con la reelección indefinida que debe parecer una suerte de monstruo de la fiesta americana del Halloween o una versión repetida hasta el cansancio de martes 13. Un terrible vaticinio o advertencia realizada en diciembre del 2015 para los comicios del 2017.
La lectura del texto constitucional de la muerte cruzada da lugar a reflexiones e inquietudes. Debe destacarse que para la historia constitucional ecuatoriana nace en Montecristi; luego, parece extraída de algún pasaje jurídico de los sistemas parlamentarios y no presidencialistas; y, tercero, a pesar de estar vigente el régimen de los estados de excepción, una vez disuelta la composición parlamentaria hasta las próximas elecciones, el Jefe de Estado -el sucesor en este caso- depone su cargo, pero lo sigue ejerciendo “temporalmente”, mientras se produce la nueva elección presidencial y parlamentaria, bajo su estricta vigilancia.
Da la impresión de que algunas veces Nicolás Maduro se queda corto.