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Se mantiene en compás de espera la caótica situación política de Venezuela, que este miércoles experimentó un giro histórico, cuando el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se proclamó Presidente Interino de la República, ante una multitudinaria concentración popular y, de inmediato, obtuvo el reconocimiento oficial de numerosos países, entre ellos Ecuador y Estados Unidos.
Por ahora el país bolivariano tiene dos presidentes y dos asambleas nacionales y el desenlace es incierto. Como es obvio, en esta situación desempeñan papel preponderante las Fuerzas Armadas.
Tan pronto como la Casa Blanca anunció su reconocimiento al Gobierno de Guaidó, Maduro decidió romper relaciones diplomáticas y políticas con Estados Unidos y, como es usual en estos casos, dio plazo de 72 horas para que todos los miembros de la Embajada abandonen el país.
La respuesta de Washington fue terminante: No saldrá nadie, porque el heredero de Chávez ya no es mandatario.
Esto recuerda que, cuando el Grupo de Lima, del que forman parte la mayoría de países del Continente, desconoció al Gobierno de Maduro, el iracundo dictador dio plazo de 48 horas para que se revea tal decisión, so amenaza de que, en caso contrario, tomará represalias diplomáticas. Nadie le hizo caso y ya han transcurrido unas cuantas horas más…
Maduro acusó al Gobierno del Ecuador de ejecutar “una persecución nazi-fascista” contra migrantes venezolanos, luego de que uno de ellos asesinara en Ibarra, a puñaladas, en presencia de la Policía, a su pareja, una ecuatoriana que estaba embarazada y, así mismo, con su característica prepotencia, dio a conocer que ha dado instrucciones a su Canciller “para que haga un plan de denuncia internacional, ante todos los organismos, porque el presidente Moreno ha llamado a conformar brigadas de persecución contra el pueblo venezolano que vive en Ecuador”.
El Presidente y el Canciller ecuatorianos se encontraban en Davos, Suiza, y sus portavoces rechazaron esas acusaciones y explicaron que la exigencia de presentación de certificado del pasado judicial apostillado, tiene como objeto evitar el libre ingreso de personas de malos antecedentes, como es el caso del autor del mencionado femicidio.
Pero los representantes de la Iglesia Católica y de varias organizaciones de Derechos Humanos y la Defensora del Pueblo piden la eliminación de este requisito.
El inefable presidente Maduro reveló la semana pasada que ha viajado al futuro, que ha visto que “todo sale bien” y ha regresado, “con la certeza de que saldremos más fuertes y más sabios de esta coyuntura…” Hace algún tiempo compartió otro de sus delirios: Relató que el comandante Chávez se le presentó en forma de un “pajarito muy chiquitico”, que le dio la bendición y un mensaje mediante silbidos…
Milagros del Socialismo del siglo XXI.