En mi primera columna en El Comercio, hace dos años, alertaba como un tema pendiente del Presidente de entonces, solucionar la situación carcelaria, sin suponer la magnitud de lo que se venía.
Existen tumores malignos cuya agresividad, nos obliga a tomar caminos difíciles, esto es, los necesarios sacrificios, a fin de proteger al resto del cuerpo. Ej. extirpar la mano gangrenada. Este comprensible y doloroso ejercicio de protección y limpieza en casos extremos, que implica el costo de la extirpación, se vuelve inevitable en la lógica del mal menor, es decir sacrificar lo menos, a fin de proteger lo más. Aclaro que no soy partidario de la pena de muerte, pese a que en países avanzados como Singapur se la aplica. Pero, entendiendo que los derechos humanos son para todos, tienen preferencia la de los inocentes vs. la de los delincuentes, por lo tanto, el Estado debe proteger y garantizar, el firme proceder de la Fuerza Pública.
La peligrosidad de quienes han participado en las atroces y macabras matanzas dentro de las cárceles, aleja en mi opinión, la posibilidad cierta de su rehabilitación. En realidad, el comportamiento de éstos habría rebasado la conducta delictiva grave, es un tema ya de extrema enfermedad mental, de un envenenamiento del alma, de inmensa crueldad; diría de naturaleza irreversible, derivando en un cáncer social.
Hay batallas que no valen la pena, y que muchas veces se gana, perdiendo. Y creo que infortunadamente en estas circunstancias, debemos para ganar, rendirnos en la esperanza de rehabilitar a estos perfiles. No nos engañemos, ni alimentemos falsas expectativas, y sobre todo no expongamos a nuestros hijos y seres queridos, en el alto riesgo que se crucen de buena fe, en la fatalidad de los enfrentamientos en las ciudades de estos enfermos criminales; y que, en un momento dado, buscarán secuestrar a las Instituciones, como ha ocurrido en Colombia y en México.
Tema complejo, cuya solución, tomará tiempo; así como firmeza, inteligencia y sabiduría. Pero hay asuntos de inmediata acción, con firme y claro enfoque: a) Urge poner a buen resguardo, a los presos de menor peligrosidad. b) El reforzamiento de la seguridad, con apoyo del ejército es inminente, a fin de retomar el control, limpiar y evitar potenciales fugas. c) Ya que estas bandas estarían en su ley “ajustando” cuentas; y ante el riesgo que mañana lo hagan en las calles, el Estado no puede ni debe permitir que salgan en libertad, aunque hayan cumplido sus penas. Amerita entonces, los recaudos legales suficientes, quizás vía consulta, a efectos de que éstos, una vez cumplida sus penas, o antes incluso, permanezcan asilados y ocupados, en centros de máxima seguridad de sanidad mental, de por vida de ser necesario, a fin de precautelar la seguridad y paz ciudadana, en ejercicio de la preventiva “Legítima Defensa Social”.
En ciertos casos, el cuerpo instintivamente se flagela, a fin de protegerse. ¿Será el inicio de la auto depuración criminal?; dentro de la cual habrían infortunadamente fallecido, detenidos de menor peligrosidad.