La tensión subió mucho más en Venezuela después del anuncio de la muerte de dos estudiantes universitarios. La dirigencia estudiantil convocó a una nueva manifestación en las calles de Caracas, en coincidencia que se completó un mes desde el inicio de las protestas en contra del gobierno de Nicolás Maduro, en las cuales, hasta ahora, han muerto más de 20 personas. Daniel Tinoco recibió un tiro en el pecho en San Cristóbal, donde comenzó la protesta y la dura represión del gobierno de Maduro y, lo más reciente, Ángelo Vargas fue abaleado en ciudad Guayana.
Venezuela está sumergida en una profunda crisis política, económica y social causada por el chavismo y sus rimbombantes “socialismo del siglo XXI” y “revolución bolivariana”, que se valieron de las instituciones democráticas para atacar por dentro a la democracia. El Poder Legislativo y el Judicial se transformaron en herramientas del Ejecutivo; la libertad de prensa, pisoteada y la petrolera Pdvsa forma parte de la economía. Todo se agravó con la muerte de Hugo Chávez y la elección, con un puñado de votos, de su heredero Maduro.
La división política del país se profundizó y la crisis económica, que incluye desabastecimiento, inflación, de 56% al año, apagones, infraestructura destruida, falta de divisas para importaciones, etc., llevó a los estudiantes y a los opositores a las calles a manifestarse contra el Gobierno. La represión demostró su fase más violenta. El líder de oposición Leopoldo López, quien lideró las protestas al comienzo, fue preso y acusado incluso por las muertes ocurridas durante las protestas. Hay claros indicios de la participación de fuerzas de seguridad paralelas que actúan bajo el mando del Gobierno, unos colectivos que se desplazan en motocicletas para “cazar” a opositores en acciones fascistas. Según la ONG Foro Penal fueron detenidas 1 276 personas (46 permanecen presas. Esa ONG manifiesta tener pruebas de 40 casos de tortura a presos, que en su mayoría son estudiantes.
La situación preocupa en todo el continente, pero los aliados del chavismo impidieron una actuación más efectiva de la Organización de Estados Americanos (OEA) por considerar que está dominada por los EE.UU. La situación fue examinada en Santiago de Chile por los cancilleres de la Unasur. La presidenta Dilma Roussef anticipó que se creará una comisión para fomentar un ambiente de diálogo que lleve a la estabilidad en Venezuela. Más de eso, salvo una sorpresa, no saldrá ninguna condena a Maduro por las violaciones de los derechos humanos y por su insistencia en no dialogar con la oposición, que es el único camino para que el país salga del pantano.
Las comisiones son creadas cuando por lo general no se quiere resolver alguna cosa. Por su peso, Brasil debería llevar a la Unasur a presionar a Maduro para que dialogue con los sectores de Venezuela que quieren tener de vuelta la democracia, las libertades y el crecimiento económico. La Unasur pudiera convertirse en cómplice de una tragedia aún mayor en Venezuela.