Cuando un joven delincuente recibe un arma de fuego, varias áreas del cerebro son afectadas, lo que influye en su comportamiento y toma de decisiones. Se activa la amígdala, aumentando la agresividad y la impulsividad. En adolescentes, la corteza prefrontal aún está en desarrollo, lo que lleva a decisiones menos reflexivas en una situación de riesgo. Un arma activa el sistema de recompensas, liberando dopamina y creando una sensación de poder y control. El entorno violento, pésima educación, ausencia de autoridad, abundante información sobre criminales, enemigos armados; determinan en cómo un joven reacciona al recibir un arma y todo esto combinado, le sumergirá en días cada vez más arriesgados y violentos.
Aproximadamente hay en Ecuador unos 100.000 jóvenes armados y el número crece diariamente ante la falta de letalidad de las fuerzas uniformadas, la impunidad que garantizan los jueces, el caos que derraman los partidos políticos, el valor épico que dan las redes sociales a los hechos delictivos, la admiración a los capos, el enriquecimiento instantáneo de delincuentes y políticos.
Ante este panorama, qué necesitamos para que los jóvenes dejen las armas y escapen del mundo violento en el que viven y recrean.
Apoyo psicológico para procesar sus malas experiencias y manejar el estrés y la ansiedad sin recurrir a la violencia. Un entorno positivo y de apoyo, incluyendo la familia, amigos y comunidad. Acceso a buena educación y oportunidades laborales. Programas comunitarios que ofrecen actividades recreativas, mentoría y apoyo que les proporcionarían un sentido de propósito y pertenencia. Préstamos para emprendimientos. Incentivos a empresas para que los contraten.
¿Está este gobierno trabajando en esas líneas? No. Al contrario, el aumento de impuestos y los repetidos anuncios de un país en guerra interna, aumentó el desempleo general y el turístico en particular.
¿Sin estas políticas sociales, cuál sería el futuro inmediato con las actuales directrices que imponen los partidos políticos distribuidos en las diferentes funciones del Estado?
Un aumento de la violencia que se evidencia y publicita cada día. Hacinamiento carcelario y control de las cárceles por las pandillas. Desintegración Familiar. Descomposición social de ciudades completas. Un ciclo interminable de pobreza y violencia que capta más jóvenes y más urbes. Sin alternativas, más jóvenes son reclutados por las pandillas. Impacto negativo en la economía, disuasión de la inversión nacional y extranjera, freno al desarrollo. Migración masiva de los mejor preparados que no ven futuro en su país y de quienes ven amenazadas sus vidas.
¿La solución? Demorará décadas, pero inicia por no votar por los que ya han gobernado el Ecuador y le han sumergido en esta espiral de violencia que ellos alimentan al privilegiar la captación del poder por encima del bienestar del país.