Hay toda una campaña en redes sociales invitando a votar por 3 opciones de lo que sería la nueva “Marca País”. Cualquiera, sea o no del sector turístico, puede votar. Votos que se necesitan para legitimar un logo que no representará al Ecuador, sino a la ineptitud y irresponsabilidad de un grupo político que sale con el rabo entre las piernas.
También es un ilógico, poner a consideración de gente que nada sabe del tema tanto como a la sí que sabe, cuando se trata de algo muy técnico y extremadamente importante ya que será la imagen que deberá evocar visitar nuestro país. Esta imagen -la que incluye un asterisco- ya recibe el rechazo público, tanto como la anterior marca país que también fue convertida en logo de otro grupo político y por ello, fue desmantelada por el grupo sucesor, que se suponía era de la misma línea ideológica. Algo muy normal en este país, donde todos quieren refundar desde cero y monopolizar la historia borrando a sus antecesores.
Un gobierno que ha fracasado tan irresponsablemente, es inaudito que embarquen al próximo mandatario, con una marca que no representa al Ecuador, por lo que no será utilizada por el sector turístico y constituye una pérdida de dinero de unos 800.000 usd.
De haber un poco de criterio, lo correcto es esperar a que el nuevo gobierno se instale y sean los nuevos funcionarios en coordinación con el Sector Empresarial Turístico, quienes avalen las nuevas propuestas visuales, que deberán ser parte de una nueva estrategia de país, frente a un mundo que hasta ahora solo nos conoce por la Isla Galápagos y la corrupción de los políticos.
El turismo ha sido el sector menos atendido por este gobierno y es al que hasta el último se le exprime recursos. Queda en la nada la inservible reglamentación de las plataformas de alquiler de domicilios turísticos. Los canales incautados siguen produciendo basura y no difunden las atracciones del país. La hotelería ilegal es reducto y cómplice de la delincuencia. No hay seguridad en las carreteras. Pero hay campaña para una nueva marca país que, así las cosas, debería ser un rostro con antifaz negro en los ojos y puñal en la mano.