¿Turismo o fiesta cívica?

El martes 1 de Mayo, Día del Trabajo, se adelantó al lunes 30 de abril. El jueves 24 de Mayo, celebración de la Batalla de Pichincha, se retrasó al viernes 25. El martes 9 de Octubre, festejo de la Independencia de Guayaquil, pasó al lunes 8; y el sábado 3 de Noviembre, aniversario de la Independencia de Cuenca, al jueves 1, para hacer puente con el viernes 2. Los cambios afectaron también las conmemoraciones locales. El jueves 6 de Diciembre saltó al viernes 7, de tal modo que los festejos de la noche del 5 se corrieron un día y, en algunos casos, para siempre… ¿De dónde procedió este trastorno de las fiestas durante 2018?

Los asambleísta aprobaron la Ley de Feriados a finales de 2016, y en ella establecieron que, cuando los días feriados ocurran los martes, el descanso se traslade al lunes anterior y, si coinciden con miércoles o jueves, la vacación se pase al viernes de la misma semana. Solo se eximen de los cambios el 1 de Enero, el 25 de Diciembre y el martes de Carnaval. Además, esa Ley dispone que, si el día feriado cae en sábado, el descanso se traslade al viernes y, si en domingo, al lunes.

Los legisladores modificaron el calendario con la intención de conseguir los puentes vacacionales para favorecer el turismo. Sin embargo, olvidaron que esos saltos y retrocesos coadyuvan para que pase cada vez más desapercibido el sentido de la fecha cívica como celebración nacional o local.

La fiesta representa una ruptura de la cotidianidad, un vivir sui géneris fuera del hábito de cada día. “Las ceremonias de la fiesta, escribe Octavio Paz, dan ocasión de revelarse y dialogar con la divinidad, la patria, los amigos o los parientes”. Todas las sociedades despliegan en esos días un ritual, con valor simbólico e importancia educativa, familiar, comunitaria, psicosocial.

La celebración cívica se ha desvirtuado en el Ecuador. ¿Se vive el 10 de Agosto como fiesta nacional? No. Es evidente la tendencia a desvalorizarlo y restar su trascendencia como inicio del proceso de independencia. ¿Y tienen resonancia colectiva otras festividades como la del 9 de Octubre o la victoria que selló para el Ecuador en Pichincha el fin de la dependencia colonial de España?

La debilidad de las celebraciones es señal de la ambigüedad en asumir nuestra identidad como nación. La valoración de esas fiestas empieza por celebrarlas como excepcionales en los días que marca el calendario. Cuando coinciden con sábado o domingo es razonable que el descanso se traslade a viernes o lunes porque la conmemoración puede mantenerse en la fecha verdadera.

La promoción del turismo es legítima y para ello el Gobierno dispone de múltiples recursos; inclusive, en forma circunstancial, puede decretar algún puente vacacional, pero sin afectar ni festividades nacionales, ni locales.

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