El triunfo del presidente Daniel Noboa ha dado mucha tranquilidad, ha sembrado optimismo en toda la nación y comienza a dar resultados halagüeños en las relaciones internacionales, con el inmediato descenso del riesgo país, como un suceso premonitorio de un incremento salvador de la inversión extranjera, tan limitada en la actualidad, por falta de seguridad jurídica y por la existencia de leyes absurdas relacionadas con esa deleznable y perjudicial “defensa de la soberanía”.
El ambiente plagado de crisis y atacado por enemigos feroces: criminalidad, tráfico de drogas, enfrentamientos entre cárteles extranjeros y nacionales, infiltración de la política, de la justicia y de las fuerzas del orden por el dinero sucio de la corrupción, contrasta, con esta esperanzadora elección, que ofrece alcanzar tiempos mejores en nuestra maltratada nación.
El joven presidente tiene la gran oportunidad de corregir errores y enrumbar por los caminos del orden, de la corrección y de la libertad a todos los ciudadanos.
Ha transcurrido un año y medio de su corta presidencia, en la que ha identificado los principales problemas que ahogan a nuestra sociedad: el desempleo, la inseguridad, la educación, la salud y el gran desfinanciamiento heredado y acrecentado por cuantiosas deudas, con altos intereses y multas por litigios, absurdamente generados, que culminaron dando el triunfo a poderosas empresas internacionales, que se sintieron perjudicadas. En este nuevo y completo período gubernamental, deberán fusionarse las aspiraciones patrióticas del gobernante con las de todos los ecuatorianos. Si, en los últimos años, las instituciones civiles han sido contaminadas, con representantes de un movimiento político obsesionado únicamente en liberar a sus líderes condenados por acciones delincuenciales, es necesario prescindir de ellos o comprometerles a que, en beneficio del futuro inmediato de la patria, se empeñen en la conquista de un nuevo y noble objetivo: salvar al país mediante la gestión generosa que anule su afán negativo de atentar contra el éxito del gobernante triunfador.
Anhelamos sumarnos al cambio de actitud y al fortalecimiento del gran cometido del presidente reelecto: beneficiar a las amplias mayorías nacionales, fortalecer las áreas rurales, financiar la economía nacional y actuar con prontitud y decisión dando los pasos necesarios para aprovechar las riquezas naturales y no dejarlas bajo tierra como preconizan la porfía y tozudez de algunos colectivos que con gritos, manifestaciones y revueltas absurdas, se han opuesto permanentemente a la modernización de códigos, reglamentos y leyes anticuados, que mantienen en la inopia a la problemática social.
Irritan las amenazas del líder indígena derrotado y de los dirigentes sindicalistas, que se preparan para efectuar marchas de protestas, en contra del gobierno, durante la celebración del día del trabajo, sin recordar que, en la década del perjuicio nacional, entrelazaban sus brazos con los del prófugo que gobernaba. Que bien harían si cambian su arcaica e insulsa posición y reaccionan positivamente, con amor patrio y se suman a las reivindicaciones que todo el país anhela. Es inadmisible que mantengan su porfía y su pesado estancamiento con respecto a las indispensables reformas que requiere el rescate de la seguridad social y que deben ser incorporadas con urgencia, para evitar el descalabro que perjudicará a afiliados, jubilados y pensionistas.
La gestión presidencial debe ampliarse al mejoramiento de la salud y dar énfasis al sistema nacional, que integre a todas las instituciones públicas y privadas y amplíe las redes de servicios con apoyo tecnológico que optimice la adquisición y consumo de insumos y del cuadro básico de medicamentos, a base de las necesidades determinadas de cada establecimiento, para abaratar costos y optimizar la atención a todo tipo de pacientes, priorizando la atención primaria de salud.
Deben acometerse las reformas laborales que modernicen las relaciones entre patronos y trabajadores e incrementen los puestos de trabajo; urge optimizar la educación, como fundamento de superación, en todo el país y persistir en el combate a la inseguridad, a la narcopolítica y al crimen organizado.
Es indispensable ampliar la base administrativa y optimizar el gabinete y los organismos gubernamentales con el cumplimiento efectivo de la recomendación de combinar juventud y experiencia, capacidad y honradez e impulsar el mejoramiento de las condiciones de vida de todos los ecuatorianos, especialmente de los estratos sociales que más ayudan necesitan. Confiamos en usted, Sr. Presidente: no nos defraude.
Adelante presidente Noboa, adelante ecuatorianos. El sol de la patria nos alumbra, no nos escondamos en la sombra.