Triunfalismo, se estampará…

Es materia para psicólogos y psiquiatras entender y explicarnos el hecho que acontece a varias personas y grupos humanos, particularmente políticos, que se inventan un mundo a su imagen y semejanza y proclaman que ese es el mundo en el que vivimos todos.

Si este invento lo construyes para ti, en tu individualidad, la consecuencia quedará en ti. Sólo tú sufrirás las consecuencias de tu fantasía. Sólo tú experimentarás el dolor cuando te des contra el pavimento. Pero si tú, y tú locura, en el caso de ser político, la compartes con otros que te creen, la cosa cambia. Ese mundo inventado, cuando se mida con la realidad, dañará a muchos, a los que ingenuamente creyeron en tu invento.

Una de las fantasías de nuestros políticos es que la gente les cree y les quiere. No ven, no oyen, no huelen lo que la población piensa de ellos, de la política y de la democracia. Hace poco cerraron la Asamblea Nacional y nadie salió a defender a los asambleístas. Nadie se inmutó. Es más, hubo cierta alegría general al ver que estos personajes volvían a sus casas. Sin embargo, hay organizaciones y ex asambleístas que, con la misma cara, se están postulando para volver a sus curules y privilegios, como si no hubiera pasado nada.

Por esto y otras gracias de algunos políticos que creen que nadie les ve, ya pocos creen en la democracia. Según los estudios de Latinobarómetro 2020, el 87% de ecuatorianos no están satisfechos con el régimen democrático. Tal indicador se ratifica la aseveración de Cedatos de estos días, de que 73% de ecuatorianos rechaza a las organizaciones políticas y de que el 83% no sabe por quién votar.

El problema es más grave. No solo que no se confía en los políticos, sino que desconfiamos del vecino, del colega, de la organización, de la institución, de los medios. Según Latinobarómetro 2020, el 90% no confiamos en nadie. El tejido social está peligrosamente roto.

Cualquier cosa pasará en las próximas elecciones. Lo cierto, los triunfalistas se estamparán contra el planeta.