Los ciudadanos de Venezuela, Estados Unidos y Ecuador recorren agitados el camino que conduce a las urnas y los tres tienen como favoritos a sus jefes, Chávez, Obama y Correa. ¿Los tres llevan las de ganar o alguno de ellos perderá su amado título presidencial en la contienda? El poder, por supuesto, subyuga a los seres humanos, aunque a veces trae consigo inevitables y pasajeras amarguras. Se ve a leguas que pesa mucho la emoción del saludo ‘Señor Presidente’ y de ‘salvar a la patria’. Los tres sueñan, pues, en su reelección y, según los comentaristas y chismosos, los tres van por buen camino, pero…
El impetuoso coronel Chávez se aproxima a su décima votación con una sola derrota. Hoy -luego de sufrir mucho- quiere demostrar que ha vencido hasta al cáncer. Comenzó su campaña con ventaja en las encuestas y luego se registraron ascensos de su opositor, Henrique Capriles, a quien ahora amenaza con borrar del mapa. Venezuela es país dividido. Él tiene apoyo en los sectores populares, con respaldo de los subsidios y los millones del petróleo, mientras le critican especialmente por la inseguridad, la inflación y el autoritarismo. No hay figuras para reemplazarlo en el socialismo del siglo XXI. Triunfar en su obsesión de hoy.
Obama sufrió un bajonazo, acusado de no cumplir con sus promesas del 2008, pero tiene buenos defensores a la hora de una nueva campaña. Los discursos de doña Michelle, del ex presidente Clinton y del vicepresidente Biden fueron aportes. El Presidente de Estados Unidos confía en la clase media y en el voto latino. Por hoy es ligeramente favorito sobre el mormón republicano, pero en las filas demócratas hay cada vez más esperanzas de repetir el triunfo.
El presidente Correa no frena un momento en su campaña y no deja escapar un solo voto, usando a plenitud su capacidad personal y su innegable obra, además de la maquinaria oficial y las ventajas que brinda el peso del poder. Claro, el Jefe busca el triunfo en una sola vuelta, pese a quien pese. Nada de antipáticas segundas vueltas. Esa es su prioridad, como se nota a leguas. Por otro lado, pesan las confrontaciones, los signos de autoritarismo, la ausencia de fiscalización, los abusos. Sumando todo, el hombre está fuerte, pero no deja de mostrar las dudas e inquietudes. Mientras tanto, para su satisfacción, están apareciendo los candidatos rivales y se anuncian otros. Alberto Acosta y César Montúfar -calificados pero sin garantía en materia de votos- fueron los primeros. Se perfilan, además, el incansable Lucio, el infaltable Alvarito y el entusiasta Guillermo Lasso. Derecha, centro e izquierda. Todos en goce de sus derechos pero cada vez más lejos del añorado “candidato único”, para enfrentar al dueño de la pelota. Además, con el peligro de que sigan surgiendo los postulantes con el interés o el pretexto de ganar puestos en la Asamblea y sellando una división que cause más de una sonrisa secreta en Carondelet.