La transparencia y la verdad son inseparables. Hay quienes sostienen que la transparencia tiene el riesgo de escandalizar. Lo que olvidan es que, tratándose de materias públicas o de indicios de infracciones, las actuaciones que se realicen y las elusiones u omisiones de investigar o denunciar que se den, degeneran a formas de complicidad y encubrimiento.
Leo que el 23 de octubre del 2017, en su mensaje de los lunes, usted, Lenín, anunció que de la información sobre el gobierno anterior aparece que entre el 2011 y marzo del 2017, víspera de la segunda vuelta presidencial, más de 640 obras estarían siendo observadas por graves falencias constructivas y por inconsistencias legales, con incrementos de costos por más del 85% de los estimados iniciales y que, aun así, se requeriría más de un mil millones de dólares para que se superen tales circunstancias.
La pastilla informativa, que usted nos presentó el lunes 23, es impactante, pero los ecuatorianos le pedimos que desagregue la información, con la identificación de las obras, las autoridades que las ordenaron y las que debieron hacer los seguimientos, los responsables de los estudios técnicos, las formas contractuales para la adjudicación y luego las enmiendas que llevaron a las modificaciones de diseño y a los escalamientos de precios, fuentes de financiamiento, los pagos y acreditaciones que se realizaron, entre otros ítems que deben informarse.
Usted, Lenín, debe tener claro que lo que usted acusa, por su magnitud y por tratarse de prácticas repetitivas, no corresponde a errores singulares, sino a un sistema de gestión que habría sido el caldo de cultivo para actos de corrupción. No se trata de perseguir ni de masacrar a persona alguna, pero no es justo ni ético que los sobrecostos y lo que ahora se requiera gastar sea simplemente pagado por los ecuatorianos.
Verdad que en el sector privado se dan formas de elusión y de evasión tributaria –sin que sea justificación algunas irracionalidades en la normativa tributaria-, pero es agravante cuando quienes delinquen con conductas ilícitas están en el ejercicio del poder o en su entorno.
Y falta evidenciar la información sobre endeudamiento y contrataciones que aparentemente se convino con China que sería reservada. No puede haber tal reserva, cuando la percepción es que en lo reservado podría haber indicios de infracciones penales.
En lo político, se ha dado pasos muy importantes, falta profundizar lo de la transparencia, que sobre todo corresponde al Ejecutivo sin excluir a las entidades de control.
Los ecuatorianos no queremos que Correa o Glas – y los de sus entornos- aparezcan como víctimas políticas, sino que se transparenten sus responsabilidades. Y esto debe ser oportunamente.