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Traidores

El proyecto de la ‘revolución ciudadana’, basado originalmente en la participación y los principios de la democracia, terminó finalmente por desplomarse. La fractura ocurrida la semana pasada dentro de Alianza País por motivo de la consulta popular ha acelerado ese proceso.

Los asambleístas Betty Amores, César Gracia y María Paula Romo, y el movimiento Ruptura de los 25 han decidido separarse de Alianza País. Aunque esta reacción resulta harto tardía, los argumentos son claros. Según Ruptura de los 25 “para profundizar esa transformación, el Presidente no puede excederse en sus funciones. En el ejercicio del poder debemos estar dispuestos a reconocer los límites. Es por eso que no encontramos justificación a la consulta popular propuesta”.

Nadie cuestiona el derecho que tiene el Presidente de la República de convocar a una consulta popular. Lo que resulta realmente preocupante, como ha dicho Alberto Acosta, es que se pida a la gente votar por violar la Constitución. A más de la clara intencionalidad política, alternativa para ocultar la incapacidad e ineficacia del actual Gobierno en varios sectores, la consulta busca de manera tramposa “meter la mano en la justicia”, concentrar aún más los poderes y cercenar uno de los elementos esenciales de la Constitución de Montecristi: promover y cristalizar la participación ciudadana.

El hecho de limitar la capacidad del Quinto Poder para nombrar a los miembros del Consejo de la Judicatura a través de veedurías ciudadanas es una burla al pueblo ecuatoriano. A tan solo dos años de haber sido aprobada la Constitución, el presidente quiere, simplemente porque él dice, cambiar todo de acuerdo a su capricho.

A decir de Gustavo Larrea, pieza clave del proceso y ahora alejado del gobierno, Rafael Correa comete un error estratégico: “Creer que la revolución la hace él solo y desconfiar en los ciudadanos”. La prepotencia e irresponsabilidad, tarde o temprano, pasan factura.

Lo ocurrido no es una leve crisis. Hay argumentos de peso que evidenciarían una flagrante violación de la Constitución de quienes han propuesto la consulta y la santifiquen. Si así se procede, todo esto sería mucho más grave que lo actuado por Gutiérrez en 2004, cuando, de manera irregular, se metió la mano en la justicia.

Correa se está quedando solo. Los traidores, que son quienes disienten, son cada vez más numerosos. Creo que sería la primera consulta en la historia del Ecuador que se pierde antes de realizarla. El gobierno neoconservador de Correa, Mera, Alvarado y Patiño muestra su real condición. Concentrar y perennizarse en el poder a costa de la institucionalidad del país, así como el irrespeto de las libertades y los principios fundamentales de la democracia.