Este mes se firmarían los primeros contratos mineros. Los más importantes son Ecuacorriente para el proyecto cuprífero Mirador y Kinross para Fruta del Norte, aurífero.
Las expectativas oficiales son altísimas. En Sudáfrica, uno de los más importantes países mineros, el Subsecretario de Minería Federico Auquilla declaró que el Ecuador busca convertirse en nueva Sudáfrica. Varias mineras sudafricanas anuncian su inminente visita al país.
Para la estrategia oficial, el desarrollo minero es indispensable. Está previsto que hacia fines de 2013 haya exportación de cobre y en 2014, de oro. Si a la vez comienza la exploración en otras áreas, podría preverse algunos años de crecientes exportaciones e ingresos estatales.
Ante la expectativa de varios años de crecimiento, presumiblemente algunos de los proyectos de inversión privada industrial para el mercado interno, hoy frenados, se reactivarían, lo cual podría enrumbar al Ecuador en un camino de crecimiento comparable al que desde hace algunos años vive el Perú, precisamente con el desarrollo minero como eje.
Antes de dejarnos llevar por un optimismo desbordado hay que ver cómo enfrenta el gobierno la oposición existente a la gran minería.
En el Perú ha surgido la oposición a la minería en las comunidades del sur del país donde se encuentran las principales minas. Alan García, bajo presión, rescindió el contrato de una empresa minera canadiense, Bear Creek, para la explotación de la mina de plata Santa Ana.
Tanto en Perú como en Ecuador, la oposición tiene dos vertientes:
-Por una parte, de aquellos de la población que estiman que del desarrollo minero sólo verán lo negativo: extraños que se asientan próximos a sus comunidades, violencia, pérdida de control de la región en que viven. Además, los que piensan que habrá daño ambiental intolerable;
-Por otra, mineros informales, que utilizan prácticas nocivas para el ambiente, explotan oro que venden en el mercado negro y no pagan impuestos; las mafias que controlan esta actividad ilegal están listas a bloquear la formalización de la actividad minera y financiar las protestas.
El desafío de las autoridades nacionales es convertir a las poblaciones locales en ganadoras, con inversión social, lograr contener los efectos sociales negativos, asegurar una explotación acorde con las mejoras prácticas ambientales, y convencer a los pobladores que se cumplirá con todo.
Por otra parte, combatir, como hizo en Esmeraldas, a los que emprenden en minería depredando el medio ambiente.
A Hércules le impusieron doce trabajos, entre ellos limpiar los establos de Augias, expulsar del lago Estínfalo a las aves comedoras de hombres y recoger las manzanas de oro de las Hespérides.
Convertir al Ecuador en país minero será una hazaña hercúlea.