Esperemos que el viaje a Japón y Corea les haya resultado educativo a los líderes ecuatorianos del Socialismo del siglo XXI.
Es interesante que la comitiva haya visitado la ciudad de Hiroshima, en la que hace 55 años las fuerzas militares norteamericanas detonaron una bomba nuclear que terminó con la Segunda Guerra Mundial y con la vida de cientos de miles de japoneses.
A los socialistas ecuatorianos les debe haber sorprendido que tan fatídico ataque no haya impedido que en las décadas siguientes Japón se constituya en el mayor aliado político y comercial de los Estados Unidos en Asia. En buena medida gracias a ello, Japón consiguió un asombroso desarrollo que convirtió a su economía en la más grande de la región y en la segunda mayor del mundo.
También les debe haber escandalizado conocer que Japón mantiene en su territorio casi una decena de bases militares norteamericanas, bajo el entendido de que sirven para avanzar objetivos comunes de seguridad y, por tanto, no constituyen ‘violación’ alguna de la soberanía japonesa.
Ojalá se hayan cuestionado el hecho de que en Ecuador, país al que los estadounidenses no le han causado ningún daño comparable, una enardecida retórica “anti-yanqui” cope los discursos de casi todos los líderes políticos. La influencia norteamericana en Ecuador en general ha sido positiva y si en alguna ocasión hubo alguna acción negativa, difícilmente podría compararse con un bombardeo nuclear.
Las distintas actitudes de japoneses y ecuatorianos frente a los Estados Unidos simplemente se deben a que los líderes nipones no sufren de los complejos de inferioridad que atormentan a buena parte de los líderes políticos de este país.
En su periplo, los Socialistas del siglo XXI también habrán caído en cuenta que la Corea que visitaron y a la cual elogiaron como ‘milagro’ y ‘ejemplo’, es la Corea capitalista, no la socialista. Si hubieran extendido su viaje un poco más al norte habrían podido admirar uno de las más dramáticos contrastes entre socialismo y capitalismo que actualmente existen en el mundo.
Corea del Norte y del Sur eran una sola nación hasta 1948, año en que, como resultado de la Guerra Fría, la primera adoptó la vía socialista y la segunda la capitalista. Hoy en día Corea del Sur se encuentra entre las naciones más desarrolladas del mundo, mientras que Corea del Norte es un manicomio totalitario que no es capaz de solventar las más elementales necesidades de sus empobrecidos y tiranizados ciudadanos.
Ya sea que algunas de las ideas que están detrás del Socialismo del siglo XXI sean fruto de complejos psicológicos, del provincianismo o de la simple ignorancia, pagarles a los miembros del Gobierno algunos viajes alrededor del mundo podría terminar siendo el mejor uso que se puede dar a los dólares de los contribuyentes ecuatorianos.