Hace unos días en Cartagena -el corralito de piedra”, como la llamamos los colombianos-, se celebró el Hay Festival, un evento originado en Escocia, en un pueblito remoto llamado Hay, donde el único sitio interesante era una librería.
Esto dio paso a que libreros, escritores y lectores se reunieran para comentar libros y así surgió la idea del festival anual en torno a los libros.
Hace ya varios años se extendió a diversas ciudades del mundo. En Cartagena ya cumplió ocho años. Por sus conversatorios han desfilado premios Nobel como Pamuk, Herta Müller y Vargas Llosa, y escritores de la talla de Phillipe Claudet, Ian McEwan, Almudena Grandes, Johnnatan Frazer, John Lee Anderson…
Un encuentro que se multiplica y crece, como los panes del evangelio.
En esta ocasión, el economista Piketty colmó auditorios. Y para mí lo más importante fue la invitación a Humberto de La Calle, Sergio Jaramillo y David Bojanini, voceros oficiales de los Diálogos de Paz en La Habana. El ambiente estaba tenso por el temor a que la ultraderecha, opositora a priori de cualquier proceso de paz, abucheara o saboteara el conversatorio.
Emocionante ver el Teatro Heredia, joya colonial, lleno y la ovación de pie que recibió los participantes al comienzo de sus intervenciones. Minutos de aplausos. Un Sí rotundo a la paz. Es un hecho que los colombianos apostamos a un país diferente, no bañado en sangre inocente. Porque la vida es sagrada y las ideologías, así sean diferentes, no tienen que seguirse “resolviendo” con masacres, cilindros de gas, voladuras de oleoductos, secuestros, ‘falsos positivos’ ni terrorismo fundamentalista.
“La guerra es el fracaso de las palabras”… “Entender la tonalidad de los grises es lo que nos llevara a la Paz”, como afirmó Enrique Santos Rubiano, en otra intervención.
Escritores, economistas, periodistas internacionales, historiadores y los protagonistas de este Festival estuvieron de acuerdo en que Colombia no puede perder esta única oportunidad.
Ya el presidente Obama confirmó su apoyo. Las Naciones Unidas, la OEA, la Unión Europea están firmes con este proceso…
Si la política guerrerista y las Autodefensas tan defendidas por el expresidente Uribe sirvieron para que la élite pudiera regresar a sus fincas y haciendas, la paz devolverá la posibilidad de que miles de niños atrapados en zonas de conflicto irracional puedan volver a sus escuelas si temor a quedar mutilados por las minas ‘quiebrapatas’. Ya los campesinos no tendrán que dejar sus cultivos y desplazarse a ciudades inhóspitas a mendigar.
¡Los colombianos, el pueblo, esa gran mayoría ignorada, irán recuperando su dignidad!
Mis hermanos ecuatorianos pueden preguntar a los desplazados inocentes que han sido acogidos y han tenido que reinventarse la vida, al otro lado del río San Miguel… huyendo de su propia patria. ¡Pronto podrán regresar!