El Gobierno da muestras de ejecutividad. El plan de vacunación va viento en popa. El Comex ya ha aprobado dos medidas para reducir sustancialmente el costo y papeleo de las importaciones para actividades productivas. Se ha puesto en marcha un plan de recuperación de la industria petrolera. Pero no es suficiente.
No se trata de minimizar los avances del Gobierno, ni de pretender que los problemas del país se los puede resolver de un plumazo. No. Se trata de que, para cuando vengan las próximas elecciones presidenciales, la ciudadanía considere que el gobierno de Guillermo Lasso cumplió con sus promesas. Y que elija a un candidato que maneje el Estado con responsabilidad y prudencia. Sea la reelección de Guillermo Lasso, o u candidato de ideología afín, o un socialdemócrata. En todo caso no un populismo de pan hoy y hambre para mañana, o peor aún, una mafia que robe bien y esconda lo robado aún mejor.
Las iniciativas mencionadas en el primer párrafo alientan al optimismo de la población, y contribuirán a la reactivación económica. Pero no le ha sido posible al Presidente proponer una reforma laboral que favorezca la creación de empleo. Ni tampoco una reforma tributaria que reduzca impuestos distorsivos, probablemente debido a la dificultad de conseguir su aprobación por la Asamblea, y porque complicaría las negociaciones con el Fondo Monetario. Hoy que los capitales escapan de Perú y Chile, no aterrizan en el Ecuador dolarizado, en parte por el ISD, que enjaula al dólar.
Se espera que la Corte Constitucional apruebe la consulta popular sobre la eliminación del Consejo de Participación. Paralelamente, el Gobierno consultaría sobre algunas reformas legales con poca posibilidad de ser aprobadas por la Asamblea. Pero concentrarse en esa estrategia significaría mantener en suspenso el programa económico hasta que haya la consulta.
El programa toma tiempo en rendir sus frutos. No puede ni dilatarse su ejecución, ni ser muy gradualista, prolongándolo para suavizar su impacto de corto plazo. Se corre el peligro que sus beneficios no sean aun evidentes para cuando haya las nuevas elecciones, y que la ciudadanía no sienta que su situación ha mejorado lo suficiente. En cuyo caso elegiría a un candidato que le ofrezca regalar plata, y quien en la Presidencia eche al traste los logros del Gobierno Lasso.
Está muy bien el plan petrolero, pero es en la minería que hay inversionistas listos para empezar a trabajar. Nada se ha dicho del catastro minero. Según el presidente de la Comisión legislativa de Fiscalización, el Presidente le reveló que habrá una consulta minera. ¿Significa eso que la minería se encuentra en compás de espera?
En 2021 evitamos la tormenta que se cierne sobre el Perú. Para 2025, hay que evitar la que azota Argentina.