La crisis migratoria desatada por los miles de niñas y niños de América Central detenidos en la frontera de Estados Unidos, es una pérdida masiva de generaciones que huyen de la pobreza, la violencia y la inseguridad en Honduras, Guatemala y El Salvador, los países más violentos del Triángulo Norte del istmo.
Unos 200 especialistas y funcionarios de países y organismos involucrados se congregaron en Tegucigalpa para promover soluciones a la emergencia humanitaria, en una Conferencia Internacional sobre Migración, niñez y familia, convocada por el Gobierno hondureño y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La conferencia concluyó con un llamado a establecer vías para que los países involucrados implementen un programa con recursos suficientes para el control efectivo de fronteras y la eliminación de “puntos ciegos”, usados en la ruta del migrante.
También llamaron a concretar rápidamente una iniciativa regional que permita abordar esta crisis humanitaria en forma conjunta y definitiva, en reconocimiento de una responsabilidad compartida para alcanzar la paz, la seguridad, el bienestar y la justicia de las poblaciones. Conclusiones generales y sin compromisos específicos ante las dimensiones de la crisis.
El Gobierno de Estados Unidos afirma que las patrullas fronterizas capturaron este año a unos 47 000 menores de edad, que permanecen retenidos en saturados albergues mientras se cumple su deportación.
José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, dijo durante la conferencia que en el año 2011 los menores migrantes no acompañados de América Central que buscaban ingresar a Estados Unidos fueron 4 059 menores. Pero esa cifra trepó a 21 537 en el 2013 y a 47 017 en lo que va del 2014. “Esa gran cantidad de niños son de México, Guatemala, Honduras y El Salvador. Se ha identificado que 29% de esa cifra es de niños de Honduras, 23 por ciento de México, y 24% de Guatemala y El Salvador”, resumió Insulza, antes de hacer un llamado a no criminalizar la ola migratoria.
Las imágenes de cientos de menores, subiendo solos o acompañados con familiares o extraños en los vagones del tren mexicano conocido como “La Bestia”, con destino a la frontera con Estados Unidos, despertó finalmente la preocupación de los gobiernos del área por la situación.
En ello influyó el anuncio de la administración de Estados Unidos de que comenzaría a realizar deportaciones masivas de las niñas y niños interceptados en los últimos meses, lo que comenzó a hacerse realidad con los menores hondureños el lunes 14.
La reunión de Tegucigalpa congregó a funcionarios y expertos de países receptores y expulsores de los migrantes. Durante su debate, los participantes analizaron que en el caso de Guatemala, la migración está dominada por la situación de pobreza, mientras que en El Salvador y Honduras, la gente huye más aún de la inseguridad ciudadana y la violencia criminal.