La venta de The Washington Post al fundador de Amazon podría ser tomada como una buena noticia por quienes apuestan por arrinconar a los diarios independientes. Pero se equivocan. Esta operación no es una expresión más de la crisis que enfrentan los periódicos tradicionales y tampoco representa el principio de su fin.
Hay motivos fundados para considerar que, por el contrario, abrirá una ventana de oportunidades a medios que apuestan por el periodismo real, ese que molesta y estorba al poder.
La venta unió a dos pesos pesados. Por un lado, un diario de gran prestigio que ha marcado ruta y entregado valiosos aportes a la democracia, exigiendo y logrando, entre otras cosas, la necesaria rendición de cuentas de autoridades, y Jeff Bezos, empresario visionario que ha llevado con éxito los libros a la era digital, consiguiendo incluso que en Estados Unidos y Reino Unido se compren hoy más textos por Internet que en papel y que se lea más en la tableta Kindle que en formato tradicional.
Quienes piensan que un diario es únicamente papel se equivocan. Lo medular de un diario es su producción, su profesionalismo para informar y contar historias, para develar lo que el poder busca ocultar. Cuando usted compra este u otro diario no está buscando papel, sino una forma de informar, de presentar noticias, de ofrecer análisis y opinión. Busca una experiencia de lectura. Bezos compró eso y lo adaptará a la revolución digital, a retomar fuerza más allá del formato en papel.
The Washington Post va a seguir dando lata a los poderosos con modelos que se irán decantando. Bezos ha indicado que inventará y experimentará, pero que no se entrometerá en la actividad periodística. Ciertamente no es un mago, pero ha demostrado que tiene talento para encauzar en la era digital a un diario que hace un buen trabajo.
Lo que pase con este medio marcará tendencia en otros del mundo que se esfuerzan con creatividad por sortear los retos que impone la era de Internet. La curva de operación de los diarios ha sufrido caídas, sobre todo por las pérdidas en la publicidad que mudó a medios digitales.
“Lo importante hoy es combinar lo mejor de los valores periodísticos con el todo el potencial de la era digital”, declaró Carl Bernstein, exreportero del ‘Post’ que fue uno de quienes destapó el escándalo de Watergate. Lo que está claro es que los medios de comunicación van de a poco confluyendo a ser multiplataformas digitales donde informarse, entretenerse y comunicarse.
Algunos observadores y hasta el mismo Bezos advierten que en 20 años más los diarios en papel podrían desaparecer. Está por verse. Lo importante, por lo que hay que jugarse, es porque el periodismo profesional continúe actuando y aportando a la democracia, y que la libertad de expresión triunfe sobre amenazas y leyes absurdas. Hay razones para tener optimismo.