¿A qué brillante estratega se le ocurrió, como parte de los anuncios para tapar una catarata de problemas, lanzar la noticia de que el Gobierno avanza en la lucha contra la corrupción al hacer acuerdos con supuestos testaferros de exfuncionarios?
Al parecer no fue suficiente con el fiasco de Topic, quien se comprometió a devolver unos cuantos millones, fruto de la corrupción, en función del flujo de caja de su empresa. La última novedad es que hallaron, por su cuenta, 17 testaferros de ex funcionarios del régimen correísta que están dispuestos a beneficiarse de una ley que todavía no se aprueba.
La obra bufa terminó como debía haber empezado: con la presentación de la denuncia ante la Fiscalía, que debe calificar los indicios e iniciar los procesos, más allá de las intenciones de estos jugadores extrajudiciales. Es cierto que la Fiscalía no ha ido al ritmo que el país necesita, pero la acción puede repetir actos de voluntarismo en nombre del beneficio ciudadano. Por lo demás, después del anuncio público, no solo los 17 sino todos los testaferros pueden huir o correr peligro.
Mucho le han costado al país la desinstitucionalización de años y la reinstitucionalización a partir de la última consulta, como para que ahora tengamos que soportar estas jugadas producto más de la astucia que de la inteligencia, nacidas en uno de los frentes del círculo de un presidente que a momentos parece haber perdido la visión de conjunto.
De lejos dicen que se ve más claro (recurra al repertorio de Serrat, Presidente). La sensación de que cada uno tira para su lado se ha acrecentado con la presencia del vicepresidente Otto Sonnenholzner, quien parece agobiado por los encargos y tiene que moverse entre los desacuerdos de actores políticos y económicos con intereses propios, a su vez desfasados del frente comunicacional.
En nombre del respeto a las discrepancias, hemos pasado del destructivo poder omnímodo que convertía las creencias presidenciales en norma nacional, a una delegación desordenada en donde se hace necesario lanzar anuncios que entusiasmen o que, simplemente, sumen votos. ¿Estamos en una lógica cuántica o en una lógica cuantitativa? Es decir, ¿cuántos puntos me rinde este anuncio?
La delegación tiene como contraparte la rendición de cuentas. ¿Quién se encarga de este trabajo, Moreno o Sonnenholzner? Está bien que al Presidente no le interese su futuro político, pero eso no tiene nada que ver con dejar a su aire a actores interesados y descoyuntados. La transición es una tarea muy demandante donde no hay espacio para los pequeños o grandes delirios de poder.
Hace pocas semanas el Gobierno en pleno hizo un taller para sintonizarse. Eso era necesario, urgente. Pero, al parecer, algunos de los asistentes no salieron claros sobre la visión y la misión hasta mayo del 2021. ¿Tendremos comedias bufas por más tiempo?
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