Con un recordatorio de las víctimas del peor atentado terrorista que sufrió España, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, dio comienzo el pasado 11 de marzo a los profusos homenajes que en toda España se efectuaron para recordar a las 191 víctimas mortales y a los más de 1 500 heridos por las bombas depositadas en los trenes de Atocha, en Madrid, 10 años atrás. Este doloroso aniversario dio motivo al Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo.
Estos actos son tendientes al ejercicio del derecho a la memoria, pretendieron rescatar ese pasado, para aplicar sus enseñanzas en el presente para sanar las heridas no sólo a nivel individual, sino colectivamente como sociedad. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en su informe de 1985, dijo: “Toda la sociedad tiene el irrenunciable derecho de conocer la verdad de lo ocurrido, así como las razones y circunstancias en las que aberrantes delitos llegaron a cometerse, a fin de evitar que esos hechos vuelvan a ocurrir en el futuro”.
Este décimo aniversario de la mayor tragedia que el terrorismo causó en España contó con la presencia de ONG de víctimas del terrorismo de distintas partes del mundo, invitadas para acompañar a los españoles en el dolor y mostrar que este flagelo ataca a todos, más allá de las diferencias culturales, raciales, políticas o religiosas.
Entre los invitados, se encontraba el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas, asociación civil que agrupa a familiares de víctimas del terrorismo de los años setenta, ocasionadas mayoritariamente por Montoneros y el ERP, y que aún continúan sin ser reconocidas por el Estado argentino, pese a la profusión de reparaciones y medidas tendientes a garantizar verdad y justicia para quienes en aquella década sufrieron la violencia desde el Estado. La presidenta de esa entidad, Victoria Villarruel, fue invitada a brindar una declaración en la sede del Parlamento europeo en Madrid, donde expresó: “Para quienes, como nosotros y algunos de los presentes, no tenemos voz ni somos reconocidos en nuestros países, ser recibidos aquí en la sede de la Comisión Europea, tener la oportunidad de ser escuchados, es la clara muestra del respeto a la investidura de las víctimas y de la no discriminación por razones políticas (…) Exhortamos a las naciones a arbitrar los medios para el dictado de una convención internacional que condene al terrorismo y defina universalmente y en forma inequívoca qué es terrorismo.
A pocos días de haberse conmemorado en nuestro país el llamado Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, continuar denegando el reconocimiento de sus derechos a las víctimas del terrorismo es una deuda que el Estado argentino tiene y que se acentúa aún más, cuando esas víctimas son aceptadas y arropadas por naciones extranjeras, que recuerdan su pasado con luces y sombras, pero que no utilizan el dolor para escribir un relato, donde los inocentes quedan excluidos, para garantizar la impunidad de los terroristas.
La Nación, Argentina, GDA