Hay una pregunta obstinada en todas las novelas de Paul Auster: ¿existe el destino o todo sucede por azar? Para responderla, el autor imagina tramas traídas de los cabellos, al estilo de las telenovelas mexicanas de los años 70. (Historias como aquellas donde el hijo de la empleada resulta ser el primogénito de un conde millonario que había desaparecido misteriosamente en la Antártida, mientras buscaba la cura para un mal que dejaba ciegos a los niños pobres…).
Lo sorprendente es que, por más estravagantes que parezcan, aquellas tramas siempre resultan creíbles y hasta irrefutables cuando Auster las escribe. Es como si esas historias demostraran que las coincidencias no existen porque es difícil que tantos hechos –favorables o no– ocurran a la vez sólo por azar. La literatura austeriana es, pues, un tapiz donde cada costura, por más rara que parezca, está ahí por una razón y donde cada detalle apunta a una sola dirección.
¿A qué dirección apunta la política exterior ecuatoriana? ¿Puede esta ser leìda como una ficción de Paul Auster?
Hace pocas semanas, este novelista –autor de un libro portentoso titulado ‘La invención de la soledad’– dijo que no viajaría a Turquía, a pesar de que en ese país se lanzaba ‘Diario de invierno’, su última obra. ‘Me niego a ir a Turquía porque allí se encarcelan a periodistas y escritores’, dijo el autor al periódico Hürriyet.
‘Hombre ignorante. Si viene o no al país nos da igual’, le respondió el primer ministro turco a Auster. Dijo todo aquello días antes de que el presidente Correa arribase a Turquía para ser recibido con un gran estrechón de manos.
‘Estamos en una pelea’, dijo, a su vez, el mandatario ecuatoriano antes de viajar a Turquía. Se lo dijo al The New York Times en referencia a la pugna abierta que mantiene con periodistas y dueños de medios independientes del país. Esa pelea por lograr el monopolio de la información se ha traducido, hasta ahora, en más de un centenar agresiones a periodistas, según ha reportado Fundamedios.
En Turquía las agresiones a quienes opinan o informan son del pasado. Ahora estas personas van a prisión. ‘El PEN Club reporta que hay cerca de 100 escritores encarcelados en Turquía’, dijo Auster en un comunicado dirigido al premier turco, tras haber sido insultado por él.
‘Creo firmemente que la libertad de hablar y publicar sin censura y sin amenaza de prisión es un requisito indispensable para mejorar las condiciones de vida en cualquier país’, agregó.
¿Cómo mejorará el bienestar de los ecuatorianos la visita del presidente Correa al premier turco? Tal vez necesitemos de un escritor como Auster para desentrañar esta trama inaudita llena de coincidencias o llamados del destino.