“Preocupante y descarnada. Estos son los calificativos precisos para la confesión que el mayor Fabián Leyton (Oficial de la FAC y asesor del Ministerio de Defensa de Colombia) les empezó a dar a las autoridades sobre el penoso rol que desempeñaba desde hacía un año en la red que envía cargamentos de cocaína a Europa…”
Estas y otras expresiones de un editorial del Diario El Tiempo de Bogotá demuestran los alcances, el poder de las enormes cantidades de dinero que maneja el narcotráfico del vecino país y que involucra al nuestro, que registró un caso parecido, el de un miembro de la Marina, que formaba parte del cuerpo de seguridad del Presidente de la República y, al mismo tiempo, ha estado al servicio de los mafiosos y les trasmitía disposiciones que se impartían para combatir esa plaga.
El mencionado oficial colombiano ha revelado que aprovechaba su cargo para sobornar a policías, a fin de que permitan el paso de los cargamentos del estupefaciente: 1.800 millones de pesos (aproximadamente 600.000 dólares) por cada contenedor cuyo destino eran países de Europa y, no satisfechos con este sistema de transporte, los narcotraficantes le han propuesto que intervenga en las instancias pertinentes para utilizar aviones jet, lo cual, afirma el delator, no ha aceptado, pero ya constituye una pista de lo que intentan lograr por otros canales.
También es “preocupante y descarnada” la evidente culpabilidad del Gobierno colombiano, pues, si bien, en asocio con organismos de Estados Unidos, ha cumplido intensa lucha contra la exportación del estupefaciente, por otra parte ha permitido el descomunal crecimiento del cultivo de coca a más de 188.000 hectáreas, que lo convierten en el país número uno del planeta, buena parte de cuyos sembríos están ubicados en la franja fronteriza con Esmeraldas y que se explican, hasta cierto punto, por la diferencia del beneficio que obtienen los agricultores en relación con otras plantaciones, con el inminente peligro de que se contagie a los ecuatorianos.
Han circulado rumores y no se han pronunciado al respecto las autoridades correspondientes, que alias Guacho habría acusado que oficiales de Policía habrían incautado diez millones de dólares de su propiedad y que, por tanto, continuará sus acciones criminales hasta que le restituyan ese dinero sucio, infundio que merece la debida aclaración.
El problema del narcotráfico es muy complejo, pues, como se sabe, la mafia no tiene escrúpulos ni límites de ninguna índole para extender sus tentáculos que le permitan cumplir sus siniestros objetivos, y en conversaciones telefónicas que el cabecilla del Frente Oliver Sinisterra ha mantenido con oficiales de nuestra Policía formula graves amenazas y pretende imponer exigencias absurdas “para no traer la guerra al Ecuador”, como aquellas de que se retire a nuestro Ejército de la frontera y que no se aprese a sus secuaces.