Tras la tempestad…

El proceso del dispendioso referéndum realizado el 7 del presente mes culminará en los primeros días de junio, con la proclamación de los resultados oficiales, según anunció el Consejo Nacional Electoral, que ha sido objeto de críticas y denuncias de aparentes irregularidades y parcialización.

Asambleístas, dirigentes de partidos de oposición, etc. han formulado acusaciones de anomalías, que van desde la declaratoria de “sujeto político” al Presidente de la República (que constituyó aval para que, a la cabeza de su frondoso equipo de ministros y empleados, sature al país con propaganda por el Sí) hasta la presencia del Presidente del CNE en un evento social en el que se lo ve en fotografías que toca las maracas mientras canta el economista Correa. El señor Simon olvidó el aforismo de que no solo hay que ser honesto sino también parecer honesto y, en este caso, imparcial.

Lamentar o quejarse ahora por los resultados obtenidos en las urnas es como llorar sobre la leche derramada, aunque la diferencia no fue amplia y arrolladora, como se vaticinó, pues el Mandatario obtuvo el respaldo del 36% de los ciudadanos empadronados, según cálculos publicados en la prensa. Si bien algunos personajes continúan en el plano del infructuoso reclamo, bloques legislativos de oposición e independientes tratan de aunar esfuerzos para procurar que las leyes que deben expedirse, como complemento para dar forma a los puntos del referéndum y de la consulta, no permitan que el Ejecutivo actúe a sus anchas, con cheque en blanco para meter la mano en la Justicia.

Además, están pendientes temas trascendentales, como la ley de medios y, en especial, la conformación del Consejo de Regulación, para lo cual existe un acuerdo ético político firmado por representantes de los diversos bloques; la reforma tributaria, que será presentada con carácter de económico urgente y que contempla la creación de nuevos impuestos; la elección de nuevos dignatarios de la Asamblea; etc.

Por ahora el control del Gobierno en el seno de la Asamblea no es tan color de rosa, pues, asambleístas que pertenecieron a sus filas ahora son disidentes y otros que representan a provincias en las que triunfó el No deberían, por lógica, rever su posición sumisa al Régimen, pero también hay, como siempre, elementos cotizables que probablemente están en espera de la mejor postura. El Ejecutivo, como es obvio, también debe estar ya haciendo los consabidos cálculos y negociaciones, para asegurar el número de votos que le permitan conseguir sus objetivos.

De todas maneras, es menester que se supere la lucha intestina, que tanto daño hace al país y que tanto lo divide; que se actúe con ponderación y sincero patriotismo. Vale la pena insistir, aunque sea utópico. Soñar no cuesta nada.

Suplementos digitales