Es una historia repetida. Cada vez que la Reserva Federal de Estados Unidos, comúnmente llamada Fed, anuncia que elevará las tasas de interés, en Ecuador se encienden velas y empiezan los cálculos y las proyecciones sobre los posibles impactos.
El organismo acaba de anunciar esta semana un incremento y planea al menos otros dos para este año, dado el buen momento por el que atraviesa la economía estadounidense.
Para el Ecuador, el incremento de las tasas de interés se traduce en un financiamiento más caro a la hora de buscar recursos en los mercados financieros internacionales.
El problema mayor es que hoy en día Ecuador requiere de más de USD 6 000 millones para cubrir el presupuesto para el segundo semestre del año.
Es un tema que inquieta de manera recurrente. Hay que anotar que la Fed mantuvo durante un largo período una tasa cero, pero esa decisión, que favorecía de algún modo al país, cambió, y las tasas de interés ahora se mueven entre 1,75% y 2%.
Es uno de los precios que paga el Ecuador por estar dolarizado. Tras 18 años de usar al dólar como moneda, es hora de que el país esté mejor preparado cada vez que estos factores externos se manifiestan.
Esto no significa buscar una nueva moneda sino tener un mejor manejo de los recursos, llámese austeridad, planificación, rigor, moderación en el gasto o prudencia.
En momentos en que el país se ha acercado a organismos internacionales o que busca la llegada de nuevas inversiones extranjeras (hoy, por ejemplo, están por suscribirse acuerdos de inversión por más de USD 6 000 millones), también se necesita tener unas finanzas fuertes y transparentes.
En economía, todos esos factores juegan en el desarrollo y la prosperidad de un país y el Ecuador no puede darse el lujo de seguir pagando tasas altas de interés y no adoptar las acciones necesarias para ordenar las finanzas casa adentro.