La política del Perú respecto de los migrantes que quieren ingresar a su territorio consiste en colocar tanques, tanquetas blindadas y más de 1 200 efectivos militares para detenerlos. Su propósito es que no salgan del Ecuador y que se queden en nuestro país que ya no puede atender a más inmigrantes por la dimensión de su economía, por razones sanitarias y falta de empleo. La gran mayoría son venezolanos, pero sobre todo son seres humanos que se movilizan hambrientos y que no resisten más la situación de desesperanza que vive su país bajo el régimen de Maduro.
¿Será que el Perú se propone disparar con sus tanques, blindados y soldados contra civiles desarmados, hombres mujeres y niños, cargados solamente de una mochila con sus más elementales utensilios de supervivencia? Inadmisible y sobre todo inhumano. ¿Y será que todo esto ha sido “coordinado”, es decir también con movilización militar, con autoridades militares ecuatorianas? Trump se empeñó en construir su muro y no lo consiguió y el Perú despliega fuerzas militares; al menos el muro no dispara…
¿Nuestras Fuerzas Armadas qué hacen frente a esta actitud peruana? “Coordinar” con las autoridades militares del Perú para, supongo, defender nuestra frontera impidiendo que ese flujo migratorio continúe al sur. ¡En otras palabras, contribuir a que esos cientos de migrantes se queden en el Ecuador a pesar de que son “una amenaza para la seguridad nacional”, según el ministro Jarrín! Insólito.
Si esa fuera la política de nuestro Gobierno, que resulta inadmisible, contraria a los derechos humanos y a numerosos convenios internacionales, el Ecuador debería movilizar sus fuerzas armadas al norte, a la frontera con Colombia para impedir que los migrantes venezolanos que vienen de ese país ingresen al nuestro; así, no tendría el Perú que movilizar las suyas hacia el norte en “coordinación” con las autoridades militares ecuatorianas.
Y todo este costoso e inútil despliegue de fuerza de ambos lados, no se dan cuenta, no conduce sino a una mayor tragedia: los migrantes seguirán cruzando la frontera por cualquier otro sector: selva, mar, quebradas, ríos, no los detendrán; o, lo que es peor, caerán en el tenebroso mundo de los traficantes de seres humanos y muchos morirán en el intento.
Y ante esta situación ¿cuál es la posición del gobierno, la del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana? Que yo sepa no se ha pronunciado. No se ha preocupado de lo que es su responsabilidad y tampoco de reclamar -no coordinar- por esta actitud del Perú y dejar, una vez más en manos de los militares un tema estrictamente internacional y de movilidad humana. Hay que ir a la raíz del problema: la crisis venezolana. Persistir por la vía diplomática para darle una salida a la situación creada por Chávez y Maduro. Solo así no habrá emigrantes de ese país.