Impertinente porque ‘molesta de palabra y de obra’, resulta nuestro diccionario oficial para gitanos, judíos y mujeres, pues no siempre son positivas las acepciones que en él se les atribuyen. Pero el concepto de lo políticamente correcto que ha tomado carta de naturaleza en el mundo -mojigatería ‘made in USA’ mediante, cuyo más lamentable contraste es ese ente llamado Trump- no rige para nuestros diccionarios, obligados a registrar el uso o usos reales de las palabras, muchos de los cuales revelan lamentables prejuicios sobre los que anclan nuestras vidas. Los gitanos protestan por la acepción que, en la penúltima edición del diccionario, decía: Gitano: ‘que estafa u obra con engaño’. En la edición 23ª., esta definición cambió a una más corta: ‘trapacero’, no menos ofensiva, pero disimulada. ¿Confía la Academia en que el desinterés o ignorancia de los gitanos les impida buscar en el capítulo de la te, el significado de ‘trapacero’? Si la buscan, encontrarán algo aún peor para gitano: ‘Que con astucias, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto’. Parece que algún matiz trapacero tiene aún el diccionario.
Indigna a las mujeres que una acepción de jueza sea ‘mujer del juez’… Y aunque sintamos un poco de risa ante estos melindres, aclaremos que este es uso español, pues creo que en América entera, nadie llama jueza a la ‘mujer del juez’. Y a propósito, ¿cupo alguna vez en el DRAE la acepción de cocinero como ‘marido de la cocinera’ u hoy, la de juez como ‘marido de la jueza? ¿Qué lastre mental hace posible jueza como ‘mujer del juez’ y cocinero como ‘persona que tiene por oficio guisar y aderezar los alimentos’? Riámonos un poquito, con estos ires y venires contra y a favor de la lengua, del diccionario y de nosotros…
El archirreligioso DRAE tenía, entre otras, una acepción curiosa para judío: ‘el que aún profesa la religión judía’. ¿Notamos el retintín ultracatólico de este ‘aún’? Implicaba que los judíos de religión judaica no se habían dado cuenta de que la verdadera religión es la católica, apostólica y romana, y seguían con su antigua, perimida creencia… No es poco desprecio, tratar de errado a todo un pueblo. Esta definición ya no está en el DRAE desde hace tiempo, pero sus vestigios quedan en el espíritu… Sigue en el diccionario ‘judiada’ como ‘acción mala, que tendenciosamente se consideraba propia de judíos’, acepción muy española también, que ha entrado en franca obsolescencia. Los homosexuales no se libraban de ‘judiadas’ como la siguiente: “marica: hombre homosexual”. 2. “Hombre afeminado y de poco ánimo y esfuerzo”, acepción que a pesar de la legítima apertura con que hoy se enfrenta esta condición, permanece en nuestros comportamientos y reacciones. ‘Homosexual’ en el DRAE: ‘dicho de una persona, con tendencia a la homosexualidad’ es sencilla y tajante.
No se pida al diccionario que avance más de lo que avanzan nuestro conocimiento y apertura, nuestro entendimiento de los demás y de nosotros mismos. Las palabras que usamos, sus sentidos son resonancia de nuestro interior.