Superávit comercial

En los primeros cinco meses de este año, el Ecuador tuvo un superávit comercial, lo cual contrasta con el déficit que tuvimos en el año pasado. Pero el cambio no se debe a la buena política económica sino a la buena fortuna. Al menos buena fortuna para el Ecuador.

Entre enero y mayo 2013, nuestro país importó más de lo que exportó, o sea, hubo un déficit comercial que llegó a 602 millones. Mientras tanto, en los mismos meses del 2014 hubo un superávit comercial al ser las exportaciones 490 millones más que las importaciones.

Habría, por lo tanto una mejora de 1 100 millones en la balanza comercial (que en números redondos pasa de -600 a + 500). La pregunta, entonces, es a qué se debe ese cambio tan radical. Porque al ser la balanza comercial la diferencia entre lo exportado y lo importado, su mejoría puede deberse a la caída de las importaciones, a la subida de las exportaciones o a ambas cosas.

Una rápida mirada a las importaciones permite ver que en lo que llevamos del 2014 se importaron 200 millones menos que en 2013. Eso significaría que con todas las restricciones a las importaciones, se logró “frenar” lo que el país le compra al extranjero en 200 millones (de un total de 10 800 millones importados en cinco meses). En otras palabras, las importaciones cayeron en menos del 2%, a pesar de todos los inconvenientes causados por las trabas creadas (esta mínima caída de importaciones será tema de otro artículo).

Entonces, de los 1 100 millones de mejora, sólo 200 se deben a la caída de las importaciones.

Por lo tanto, los 900 restantes se deben al aumento de las exportaciones y ahí la cosa se pone interesante, porque un solo producto es el que explica gran parte del cambio: los camarones. Las exportaciones de camarón entre enero y mayo de este año fueron 457 millones más que en el año pasado. Así, su crecimiento explica más de la mitad del aumento total de las exportaciones.

Una misteriosa plaga, conocida como el Síndrome de Muerte Temprana ha diezmado los cultivos de camarón en el Asia y su precio se ha disparado en los últimos meses. Gracias a eso, las exportaciones ecuatorianas de camarón han podido crecer de la manera en que lo han hecho y al final esa es la razón por la que el país tiene hoy una balanza comercial positiva.

Así de sencillo. La desgracia de los cultivadores asiáticos no sólo que es la buena fortuna de los exportadores ecuatorianos sino que también es la principal causa del cambio radical de la balanza comercial. Ojalá tomemos conciencia de esto y, luego de agradecer a la suerte, pensemos que en cualquier momento podría caerle alguna plaga a cualquiera de nuestras exportaciones y que la única manera de defendernos es aumentando y diversificando lo que vendemos al resto del mundo. Y, sobre todo, tengamos claro que la fortuna no siempre nos va a sonreír.

@VicenteAlbornoz

Suplementos digitales