Sumisión

No voy a hablar en este espacio del concepto de la palabra sumisión, tampoco del adjetivo al que tanto se ha hecho referencia en los últimos días.

Distinto sería el caso si es que la manoseada palabreja hubiera sido usada con una connotación sexual, pero tratándose de alguien que se ha definido a sí misma como sumisa refiriéndose a su obediencia, docilidad y rendición frente a otra u otras personas, todo resulta tan patético que no merece la pena gastar más tiempo en ese incidente.

Por eso mejor paso a hablar de ‘Sumisión’, la nueva novela que publicó hace pocas semanas el autor Michael Houellebecq, uno de los últimos escritores malditos de la literatura contemporánea.

Desde antes de su lanzamiento oficial en Francia, que debió suspenderse por los ataques contra el semanario Charlie Hebdo, la novela ya provocó un remezón entre los franceses que conocían por anticipado la trama general de la obra: la islamización del país en todos los órdenes de la vida.

Por supuesto que los crímenes de los periodistas y las continuas escenas de crueldad protagonizadas por miembros del Estado Islámico y otros grupos yihadistas, potenciaron el morbo que traía la nueva novela de Houellebecq, pero también es cierto que este autor no necesita de la ayuda de factores exógenos para estremecer los cimientos de la sociedad con sus libros. Bastaba saber -como se supo con la debida antelación- que la novela pintaba un escenario apocalíptico, en especial para los judíos, católicos y cristianos practicantes, no tanto para ciertos políticos que, como se los retrata en ‘Sumisión’, son capaces de adaptarse a cualquier circunstancia (incluso la de convertirse al Islam) con tal de mantenerse cerca del poder o de aspirar en el futuro a él.

Houellebecq, que tiene escolta oficial pagada por el Gobierno francés desde enero de 2015, es un escritor inteligente e insidioso que no desperdicia la oportunidad de criticar a la sociedad actual, en especial a la europea, en sus obras. Sin embargo, con ‘Sumisión’ ha conseguido un impacto sin precedentes, pues la novela (a la que muchos leen en su país como un tratado de ciencias políticas), está en manos no solo de los ávidos aficionados a la literatura sino de muchos políticos franceses que se ven retratados en ‘Sumisión’ (con sus nombres y apellidos reales) en la futurista escena electoral del año 2022.

El eje central de la obra, más allá de la futura conquista islámica de los poderes formales y también de poderes fácticos como los de la prestigiosa e influyente Universidad de La Sorbona, se centra en la conversión religiosa de los franceses que abandonan poco a poco el catolicismo y el judaísmo para abrazar la fe musulmana. Y aunque este cambio crea situaciones tan radicales como el aparecimiento del velo obligatorio para todas las mujeres y la eliminación de las faldas y cualquier prenda provocativa, al parecer el pueblo está adormecido y no todo se percibe como un desastre.

ovela@elcomercio.org

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