La suerte del Fiscal

Una vez que la Asamblea  ha reanudado su trabajo, tendrá que abordar en el transcurso de los próximos días dos aspectos fundamentales: la aprobación de varias leyes que están represadas y decidir sobre el juicio político al fiscal general, Washington Pesántez.

Llama mucho la atención que, luego de que han pasado meses sin fiscalizar y de desarticular cualquier intento en este sentido en el Legislativo, los asambleístas de Alianza País hayan decidido entablar un juicio político en contra del Fiscal. Habría, según han comentado sus principales detractores, María Paula Romo, Rosana Alvarado, entre otros, posibles indicios de extorsión, nepotismo y favoritismo en la elección de varios miembros de la Fiscalía.

¿Qué pasó? ¿De pronto han entrado en razón los asambleístas de Gobierno? ¡Las cosas ya no son como antes! ¿Quedó atrás la época en que  ser asambleísta de País significaba solamente alzar la mano? ¿Ahora ya no se escucha a la voz del patrón? ¿O es como dicen la malas lenguas que  no le va a pasar nada al Fiscal y que todo  es un montaje para distraer la atención de la opinión pública y permitir que las leyes que faltan sean aprobadas sin mayor debate y participación de los  involucrados?

 Y aunque pueda resultar ardua la tarea de determinar las causas últimas de este posible llamado a juicio político de Pesántez, hay algo que no termina de convencer. Si existen argumentos para llamar a juicio al Fiscal, ¿por qué no se hizo nada antes? ¿Por qué ahora no es útil el Fiscal?  Si los asambleístas de Gobierno tienen preocupación por fiscalizar, ¿por qué no hicieron nada para encauzar otros casos  inaceptables de corrupción relacionados con varios ministros?

Es evidente que este interés de ir detrás del Fiscal  de una parte de Alianza País no responde a un cambio de rumbo en términos de comportamiento legislativo, al menos en términos positivos. Tampoco es el rompimiento de un ala de País con Correa, de despistar a la opinión pública. Al contrario, daría la impresión de que se trata de una disputa interna de espacios de poder.

En un partido sin doctrina, objetivos, organización, estructura interna y cuadros -la mayor parte son un reciclaje de la crema y nata de la partidocracia corrupta del Ecuador-, es natural que pasen cosas como estas. 

Si hay algo que los mantenga unidos no es un ideal sino la lógica del reparto. El momento en que no haya nada más que repartir, simplemente todo caerá como un castillo de naipes. Todos correrán en desbandada.

Y aunque pareciera que la suerte del Fiscal está echada, espero equivocarme. El país demanda mayor transparencia y coherencia de parte de sus principales autoridades. 

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