¿Sostenible?

En una publicación de este diario, aparecida en la edición del 12 de los corrientes, la OIT sostiene que en los 10 primeros meses del año pasado, se ha registrado en la Región la tasa más baja de desempleo desde la década de los noventa, habiendo la misma alcanzado el porcentaje del 6,8%. Hay varios puntos para comentar. A todas luces es una noticia auspiciosa, que confirma lo que se ha venido afirmando con insistencia: sólo el desarrollo y el crecimiento económico permiten ampliar la oferta de empleo y una mayor inclusión social. La Región es clara muestra de ello. Los efectos de la crisis internacional no la han golpeado de manera significativa y algunos de sus países, incluido el nuestro, se han beneficiado de la alta demanda de materias primas de parte de la nueva potencia en ciernes, China, que han empujado el precio de las mismas a niveles impensables hace pocos años. Esa situación ha significado enormes recursos que los países han sabido usar de diferentes maneras. En el caso ecuatoriano la economía ha tenido un crecimiento elevado el último año, que permite alcanzar un promedio de alrededor del 3,3% anual para los últimos 5 años, algo mediocre para las urgentes necesidades del país y peor aún para los miles de ecuatorianos que aún se debaten en la pobreza.

Mejores tasas de crecimiento muestran los países en los que la iniciativa privada ha tenido un papel preponderante. Las tasas de subempleo son menores que la nuestra. Aun si damos credibilidad a las cifras oficiales, entre desempleo y subempleo, un 50% de la población no tiene empleo de calidad, peor que pueda sostenerse en el tiempo. Allí vuelve el temor: ¿qué pasaría, si por circunstancias diversas a las que empujaron hacia arriba el precio del crudo, este desciende a los niveles de hace 5 años? ¿Podrá sostenerse nuestra economía?

En nuestro caso el crecimiento básicamente es atribuible a la existencia inusitada de recursos por un hecho ajeno, exógeno, sobre el que no tenemos control. No existen grandes proyectos privados. Salvo a la industria de extracción a la que se quiere impulsar, no se ven por ningún lado grandes emprendimientos. No se conoce de nuevas plantas industriales, ni de grandes planes agrícolas que generen trabajo formales y permanentes. Más bien en este último sector el tema es la supervivencia de lo existente.

Suficiente tiempo para que una curva de aprendizaje empiece a dar resultados y se tomen las medidas adecuadas para poner bases reales a la economía. No basta que los negocios existentes tengan buenos años económicos. Más importante aún es conseguir que esos capitales se queden en el país, se reinviertan, que se abran plazas de empleo. Eso se logrará si se crea un ambiente apropiado con una institucionalidad firme, donde prime el respeto a la ley para que hombres y mujeres puedan confiar en su país. Si no se lo entiende, simplemente será una nueva oportunidad perdida.

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