El robo en 2007 de la extraordinaria pieza de orfebrería, hito del arte colonial del país, que era la Custodia de Riobamba, disparó todas las alarmas sobre la situación del patrimonio cultural y provocó que el Gobierno pusiera en marcha el plan de emergencia patrimonial.
Aquella emergencia que, según informes oficiales, permitió entre 2008 y 2010 la identificación y registro de aproximadamente 80 000 bienes culturales, será continuada con el plan SOS Patrimonio, que invertirá unos USD 66,2 millones en los próximos dos años, según la ministra Coordinadora de Patrimonio, María Fernanda Espinosa. Además, el Banco del Estado destinará USD 16,8 millones para préstamos a las municipalidades para proyectos patrimoniales, en otro programa llamado Vive Patrimonio.
Sin embargo, los recursos destinados son insuficientes. Considérese que solo el Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural de Quito (Fonsal), hoy desaparecido, tuvo USD 80 millones en 2009 para invertir en el rescate del patrimonio material e inmaterial de Quito y sus parroquias. Es decir, Quito invirtió en un año una cifra equivalente a lo que hoy el Gobierno destina a todo el país para dos años.
No solo eso, sino que es paradójico que mientras el Gobierno pone estos recursos para atender el patrimonio, haya municipios, como el de Quito, que recorten fondos destinados a preservación.
La ministra Espi-noza me explicó que “todos aquellos municipios que tenían Fondos de Salvamento tienen los mismos recursos que antes. La Constitución prohíbe las pre-asignaciones, y los Fonsal tenían recursos preasignados. Son los municipios los que priorizan a qué destinan los recursos”.
La Municipalidad de Quito, que ha sido referente en la preservación y puesta en valor de su herencia cultural, ha creado un Instituto Metropolitano de Patrimonio con mucho menos recursos de los que tenía el Fonsal. Parte de lo que este antes recibía lo ha destinado al agujero negro de la caja común municipal.
La tarea es inmensa pues en Ecuador “son 9 150 bienes en riesgo que requieren rescate inmediato”, en palabras de Espinosa.
“De ellos, en 2009 y 2010 se rescataron 104, los que requerían intervención más urgente, y hasta el 2012 intervendremos 360 más”. A este ritmo, de 116 por año, el Ecuador deberá emplear 79 años para atender los bienes “que requieren rescate inmediato”. Ni hablar de los cinco millones de bienes culturales que el Ministerio calcula, entre materiales e inmateriales. No puede desconocerse el esfuerzo hecho hasta ahora, pero si no se pone más dinero y se trabaja a un ritmo más intenso, el patrimonio cultural corre inmenso peligro.
El robo y destrucción de la Custodia de Riobamba es el mayor y triste símbolo de esta urgencia.