Las sorpresas votaron

Es lamentable pero evidente que el domingo pasado predominó la obligación de votar, más que el derecho de hacerlo en una competencia ideológica o política; pero, fue una oportunidad para las sorpresas. Un extraño síntoma para el futuro político del país que se acostumbra, cada vez más, a la incertidumbre.

Sin embargo, quedó claro que, salvo unas pocas provincias, los actores políticos del pasado fueron jubilados por la fuerza irrebatible de los votos. Lo extraño también fue que el mesianismo en forma simulada, a escondidas o con varios membretes continúa vigente de forma descarada. Por eso es válido la hipótesis que tantos millones evaporados, también sirvieron para financiar candidatos, militantes y fanáticos. Se trata de la aplicación de una eficaz receta peronista.

Para encontrar explicaciones más “académicas”, no hay que descartar que el Ecuador, por haber sido bendecido por la historia, solo ha sufrido y ha sido víctima de “dictablandas” y no de las otras. En consecuencia, se ha carecido del miedo y a veces del terror político que asoló a nuestros vecinos del continente. De ser ese el caso, no hay que descartar que haya florecido una generación de políticos pusilánimes frente a las peripecias del presente y desprevenidos ante las vicisitudes del futuro. Basta observar a los candidatos auspiciados por los partidos tradicionales para integrar el famoso CPCCS. Se dieron de bruces con las tres papeletas para elegir a los miembros de ese organismo; además, no había listas ni números. Hubo que hacer “pollas” de última hora. Se lanzó, empero, una boya de auxilio: los nulos solo valen por uno; desecharon de que valgan siete o tres, pues eran muchos y podían apabullar a los pobres palomos del correísmo y el social cristianismo; pero, nulos y blancos suman 45%, dato histórico en el Ecuador.

Esta abulia con la que pueden estar afectados los sufragios del domingo puede deberse a dos situaciones. Primero se desconoce o no importa las denuncias de una corrupción descomunal en el pasado inmediato: eso ya pasó, pero el poder total hizo algo. Aunque debiera ser prohibido el pesimismo o los malos presagios en política, debe advertirse que el país puede avecinarse a un colapso institucional expresado en tres opciones: a.- el alumbramiento o el retorno de cualquier mesías. b.- el quiebre constitucional (dictadura) o c.- la transitoriedad permanente hasta que las finanzas púbicas aguanten y no quede más opción que escoger o, “que nos den escogiendo”, la segunda opción.

En estos limitados márgenes, los ciudadanos deben estar conscientes de que los cantos de sirena de una nueva consulta, como la que hizo el actual gobierno, no se repetirá fácilmente. Si se atreven a este “reprise”, pueda que haya una derrota como las que sufrieron Febres Cordero y Durán Ballén. Se volvieron invencibles en sus tercas posesiones y las urnas comprobaron que eran derrotables.

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