Igual que el río Coca que derrumba laderas y amplía su cauce, en política el socialismo del siglo XXI se expande utilizando los mismos instrumentos de la democracia, aunque falseándolos, como las elecciones fraudulentas de Venezuela y Nicaragua y –ahora- al borde de conseguir la destitución del Presidente peruano, a pesar de su enorme sombrero como de aquellos del pasado que se usaban para disfraz de duende.
En nuestro querido Ecuador se notan los esfuerzos de partidarios de esta corriente política, que es una derivación del comunismo europeo derrotado en la segunda guerra mundial y que se organizó en Sao Paulo, Brasil. Figura notable de la propaganda es una señora de peinado afro que milita en las filas de UNES, el cual –según se ve- hace todo esfuerzo porque regrese el expresidente Rafael, cuyas prácticas y resultados perjudiciales para nuestro país, están a la vista y en proceso de juzgamiento.
Cuando aparecieron líderes indígenas a la escena política, nació la esperanza de que esta sería la que comande una renovación total de las costumbres ya intolerables de la vieja política y de sus politiqueros. Por desgracia, el inicio muestra que no hay cambio: la prédica pública formulada por una asambleísta del Movimiento Pachakutik, doña Rosa Cerda, instruyendo a los indígenas de base que roben, pero que roben bien, arroja al suelo esta esperanza, sin que ni el jefe del movimiento, ni la señora Presidenta de la primera Función del Estado –la Legislativa- hayan condenado semejante conducta.
El avance del Socialismo del siglo XXI en América y el orbe, ha determinado que Estados Unidos, con su Presidente Joe Biden, convoque una Cumbre de la Democracia, considerando que la vapuleada democracia se enfrenta a “desafíos continuos y alarmantes en todo el mundo”.
Pasando al campo del folclor, cuan curioso habría sido que a este evento de alcance mundial, Ecuador envíe información de lo que significa el desorden político y social. Recordamos que en 1925, jóvenes militares, cansados de la situación de entonces, consumaron una revolución –la Juliana- que creó una Junta de siete Presidentes, para que gobierne cada uno, una semana. Como era de esperar, fracasó, a pesar de que sus siete componentes eran personas de valor y trayectoria. Esta Junta duró muy poco y fue reemplazada por otra, de seis miembros civiles también de alto valor. De la nueva formó parte el Dr. Isidro Ayora, un cirujano excelente, especializado en Alemania durante cuatro años, a quien encargaron todo el poder y al retornar al régimen de derecho fue elegido Presidente constitucional y fue el autor de valiosas realizaciones en bien de la nación.
Ante el deseo de algunos para destituir al actual presidente Sr. Guillermo Lasso, recordando el pasado juliano, vale repetir el encargo al Dr. Isidro Ayora: “Mano dura, como de buen cirujano”.