En el norte de México, una de las zonas más asoladas por el narcotráfico, no hay suficientes jeringas para proteger del sida y la hepatitis a los usuarios de drogas .
Los adictos a drogas como la heroína, que se aplica mediante inyección, corren riesgos extraordinarios ante el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, y la hepatitis C.
“Es un grave problema de salud pública, pues están compartiendo equipo de inyección. Aunado a prácticas de riesgo, tenemos condiciones de pobreza extrema que los hacen no tener (dinero) para un equipo” propio, dijo a IPS la directora del no gubernamental Programa Compañeros María Ramos.
Surgida en 1993, esa organización se dedica a la educación y atención del VIH y el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en la norteña Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos y centro de usuarios de drogas inyectables, unos 7000 según sus propias estimaciones.
“Los programas funcionan en la medida en que los usuarios tienen acceso a ellos, pero el problema es que este tema se cruza con el de seguridad y drogas”, añadió Ramos, en referencia al despliegue militar y de bandas narcotraficantes en esa urbe que en 2010 tenía 1,3 millones de habitantes.
Según un proyecto financiado desde 2011 por el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, la prevalencia de VIH/sida es de 5,77 % en adictos de drogas inyectables: 5,4 % entre mujeres y 7,77 % entre hombres. Mientras en la población mexicana de 15 a 49 años de edad oscila entre 0,24 y 0,3 %.
Las metrópolis con más abundancia de este grupo son Tijuana, Ciudad Juárez y Hermosillo, todas en el norte, según el proyecto Fortalecimiento de las estrategias nacionales de prevención y reducción de daños dirigidos a hombres que tienen sexo con hombres, trabajadores sexuales y usuarios de drogas inyectables.
En este país hay 28 programas de intercambio de jeringas, pero son insuficientes para atender a la población que las necesita.
Esos programas entregan un promedio de siete jeringas por año a cada usuario, cuando lo que se requiere son más de “200 por año”, según el Informe Nacional de Avances en la Lucha contra el Sida. El Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH/Sida (Onusida) estima que la cantidad mínima no debe ser inferior a 100 por usuario y por año.
“El Gobierno no tiene una política clara de distribución de jeringuillas, porque no es un tema prioritario y porque no está tan comprendido. Es una transmisión que se puede prevenir fácilmente” y sin embargo “el acceso a jeringas es difícil”, dijo el consultor independiente Anuar Luna.
En Ciudad Juárez y en Tijuana, de 1,55 millones de habitantes y 10000 usuarios de drogas inyectables que suelen consumir en sitios conocidos como “picaderos”.