Los gobiernos democráticos liberales y burgueses ponen los medios necesarios a que los ciudadanos sean felices. Para ellos, una justicia procesal independiente es un bien primordial digno de mimo y de especial cariño. Los estados socialistas imponen la felicidad a sus ciudadanos, por lo que la justicia procesal debe estar sujeta a la cabeza del Estado, ya que este por naturaleza es bueno y justo. Los estados burgueses son pesimistas; los estados socialistas, optimistas. Sin embargo, en los primeros se ríe mejor, y en los segundos se llora mejor: dos modos de desahogo, vulgar la risa; romántico el llanto.
Tanto en las democracias burguesas como en las socialistas, el hombre es lobo para el hombre. En las primeras, el ciudadano es libre, al menos a primera vista; en las segundas, no, pero se acomoda para sobrevivir y calla y aplaude todas las políticas del Estado. En las burguesas, corre el riesgo de vivir. En las socialistas, corre el riesgo de morir. En las primeras, envidiará a los súper-mil millonarios; en las segundas, a los líderes del partido único: corruptos, gloriosos, siempre listos a morir por el pueblo. Ganadores los primeros; cínicos, los segundos. Y el pueblo bajo-bajo, estafado en uno y otro modelo. Estados Unidos, por ejemplo; Cuba, por ejemplo y Venezuela, también.
El gobierno del expresidente Rafael Correa Delgado dejó la administración de Justicia bien equipada de muebles y edificios. Y en ellos, metió la mano a la Justicia. Así se ha cumplido hasta ahora una copla que cae como anillo al dedo: “El casca-nueces vacías, / Colón de cien vanidades, / vive de supercherías / que vende como verdades”. (Antonio Machado, “Proverbios y Cantares”, XIX).
El sistema de Justicia en Ecuador ahora es independiente de Lenín Moreno; pero en él abundan lobos y jabalíes. El expresidente Correa mimó al Consejo Nacional de la Judicatura evaluador y administrador del resto del sistema. Corrompida la Judicatura, el resto se corrompe. Y así pasó y así sucedió. El nuevo Consejo –ahora sin el adjetivo Nacional- ha tomado su trabajo en serio. Presidido por María del Carmen Maldonado: alto coeficiente intelectual, alto talento analítico, alta fluidez verbal, alta valentía, alta formación académica de aquí y de ultramar, y los vocales Ruth Barreno, Jorge Moreno, Juan José Morillo y Fausto Trujillo, con Pedro Crespo como director General, no le van a la zaga en lo académico, aunque no sean, necesariamente, peritas en dulce. Tienen, sin embargo, sentido común, amor al país, coraje para disentir, y conciencia de que, de su buena conducta, hombría de bien, objetividad y ética dependen la inversión extranjera y la sanidad mental de los ciudadanos. En suma, pues, la Judicatura nos da motivos de optimismo.
La Judicatura rindió cuenta de lo trabajado en el último año. Les informaremos de esto, al modo Trump en @simonespinosa28, y hallarán sorpresas todos, gratas para la mujer.