Destrucción de la República

Hace 210 años, tropas de Lima y Bogotá acantonadas en Quito reprimieron un asalto de los patriotas al Cuartel Real de Lima y mataron al uno por ciento de los vecinos de la ciudad. Hace 86 años, Hitler estableció un Tribunal del Pueblo para casos de importancia política que condenó a
10 980 personas a prisión, impuso la pena de muerte a 5.179 más condenados por alta traición, y unos mil fueron absueltos. Hace nueve años, el señor presidente Rafael Correa asaltó a la Función Judicial, rompiendo así la división tripartita del poder, base estructural de la República y del Estado de Derecho. El 11 de enero de 2011 murió la República del Ecuador. Las campanas de los templos del país nunca doblaron por muerta tan ilustre.

Un ejemplo más de la abierta injerencia del señor Correa en la división de los poderes republicanos, con la consiguiente negación del Derecho so pretexto de los Derechos. Asalto consumado a la Justicia por vía de un plebiscito; vía que fue la base de una falsa legitimación del régimen correísta. He aquí, la dictadura electorera. Jugo dulce de mortal veneno.

El 17 de enero de 2011, mediante oficio No. 5715-SNJ-11-55, el señor Correa envió a la autoproclamada Corte Constitucional de Transición un pedido de dictamen favorable para elevar a Consulta Popular la consideración de enmienda y reforma constitucionales dirigidas a modificar el procedimiento de designación del Consejo de la Judicatura más la muerte del toreo y nada de plumas ni pipirigallos ni juegos de azar. ¡Oh Robespierre criollo, moralista a media luz! Un ilustre jurisconsulto lo llamó: “Depredador envilecido que hizo de Carondelet un cuartel manicomial de su nihilismo y narcicismo desenfrenados”. ¡Olé, Corte Cervecera!
Obsecuente Cervecera dijiste sí el 15 de febrero y el señor Correa emitió el decreto ejecutivo 669 que pedía al Consejo Nacional Electoral convocar a Referendo y Consulta Popular.

El gentil CNE declaró “Sujeto Político” al presidente. Figura que no está en el Código de la Democracia. La Consulta del “Si” fue de titularidad del presidente y la campaña se la pagó el Estado. Ventaja para el señor Correa que ni así tuvo un triunfo holgado.

Los tres delegados para el Consejo de la Judicatura de Transición fueron un trino oficialista y obsecuente con el señor Correa que puso en entredicho a una de las funciones del Estado.

Y así, señoras y señores, la Función Ejecutiva tomó a su cargo la Función Judicial con lo que destruyó la República y creó una Autocracia, nada más ni nada menos que para dirigir la selección de jueces y fiscales en todos los niveles.

El señor ingeniero Correa puso a cada uno de ellos una antenita direccional. “Todos a una, fuente ovejuna”.

Y se murió de correa- virus la República, viejecita ciega de casi 181 años sin carnet.

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