Es cierto, no guardábamos expectativas acerca del rol que la oposición pudiera jugar en este período. Yo, al menos, no las abrigaba. Era claro que aquel 17 de febrero en que un Lasso, semitriunfante, salió a anunciar que sería el líder de la oposición, algo no cuadraba, la escena no correspondía. La presunción resultaba cómica.
Sí, todo eso es cierto, pero aun así creo que hasta aquellos que como yo, éramos escépticos sobre el rol de la escuálida oposición, no pensamos que ésta iba a pasar tan inocua y desapercibida.
Es un grupo de gente casi invisible que no articula, no hilvana ningún proyecto alternativo que tenga la capacidad de entusiasmar a nadie. Se han convertido en un anodino y amorfo grupo de inocentes silenciosos que únicamente atestiguan la consumación de los hechos y ni siquiera ante la opinión pública logran un discurso atractivo y coherente.
Patético para la propia oposición resulta que el oficialismo escoja nuevamente a Nebot para su picoteo del mes. Así como recordarle a la oposición en su cara, que ha sido absolutamente inútil para generarse un espacio de debate democrático. Para dejarle descolocada ante la evidencia algo patética, de que un líder como Nebot con todas sus taras, sigue siendo el contradictor elegido para armar el juego político del día. Ese sainete al que concurren los supuestos enemigos políticos y que este Régimen dice hacer lo posible por derrotar.
La oposición mustia e invisible no reacciona. ¿Dónde están sus supuestos líderes? ¿Se ha oído al señor Lasso? ¿Los optimistas de SUMA tienen algo que decir después del papelón de la candidatura que nunca fue de Manzano? ¿Ruptura 25 que durante tantos años trabajó para constituirse en un partido serio, abandonó la lucha después de su derrota del pasado febrero? ¿Es cierto que la Concertación se inscribirá con firmas esta vez? ¿Existen cuadros, nuevos liderazgos?
Cuando el país se sumerge en la más absoluta aridez democrática y su debate se reduce a retas infantiles contestadas por amorfinos indecentemente escritos, resulta relevante plantearse como ciudadano qué rayos pasa. Es muy difícil argüir a favor de la alternancia en el poder, cuando en la práctica -siendo intelectualmente honestos- no existe forma de visualizarla.
Mientras el Régimen del partido único se consolida y la oposición se vuelve cada vez más minúscula e irrelevante, da la impresión de que el knock out recibido fue de tal potencia que nadie se ha recuperado del mismo, ni siquiera los que anunciaban con pompos y bríos que lo suyo no era una aventura electoral, sino un proyecto de largo alcance.
Sin esa visión y capacidad, y con la anuencia y silencio de los inocentes, acá el verde flex se transformará en estación permanente.