La incomparable letra de Alfredo Lepera, cantada por Carlos Gardel, es clásica en el repertorio nostálgico que contiene el tango Volver. La letra, como toda obra poética, es flexible y otorga licencia para ser parafraseada en otro ámbito. Son varios caminos que puede transitar el volver para un viajero que retorna con el peso incontenible de las nieves que “platearon su sien”.- Apelando a ese uso múltiple de la letra es posible evaluar tras su prisma el hecho histórico de que el Gobierno del Ecuador -batiendo un récord histórico- cumplió siete años en medio de festivales donde se confundió la algarabía por los éxitos logrados y una campaña electoral que tiene un solo objetivo estratégico: la captación de la Alcaldía de Guayaquil, o por lo menos neutralizar o eliminar al Alcalde electo por medio de un mayoría de concejales.
Con este antecedente es una buena oportunidad, salvando los contrapuntos de hechos positivos así como las frustraciones y contradicciones entre las proclamas y las decisiones, preguntar si estamos avanzando hacia metas y objetivos que dejaron el papel del proyecto y se convirtieron en un proceso que cambiara el rumbo nacional. O, o solo hay que repetir variando la letra: “Siete años no es nada…”.
Los grandes objetivos políticos se han cumplido en gran parte: la partidocracia fue derrotada hasta sus simientes; aunque su escuálido estado cuando comenzaron los siete años, recordaron la histórica resistencia de la caballería polaca contra los tanques alemanes que destruían todo a su paso en septiembre de 1939. Luego, el poder bancario dejó de ser el principal grupo de presión y su rumbo solo ha sido funcional; sin embargo, la derrota fue política no económica ni financiera. En cuanto a los medios el ataque fue y sigue siendo implacable. Se logró la expedición de la Ley de Comunicación, la creación de la Superintendencia de Información y se introdujeron capítulos especiales en el nuevo Código Penal Integral. Quedan pocos medios independientes, pero dada la naturaleza de la función de la prensa subsistirá en los recodos de la resistencia. Es la lección de siglos.
El problema de fondo es que los supuestos nuevos tiempos carecen de proyectos alternativos que impliquen un cambio histórico; además, y esto es lo más grave, se carece de líderes y equipos sustitutivos para evitar que luego de la actual experiencia, se repita el “borra y va de nuevo”.
Para corroborar esta preocupación o pesimismo hay síntomas que preocupan como es el caso que para mantener la hegemonía política, el propio Jefe de Estado se convierta en candidato al mismo tiempo. ¿Significará que no existen cuadros ni equipos locales que sean la simiente de futuros relevos? Ojalá que no haya fracaso sino rectificaciones y que el pueblo, no deba entonar, por ningún motivo, aquella triste estrofa del tango: “Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida”.