¿Servicio público?

El papel de los medios como guardianes del interés público es reconocido desde hace mucho tiempo, a pesar de su propensión al sensacionalismo y superficialidad. Los medios cumplen el papel de puentes entre gobernantes y gobernados. Así funciona en las mejores democracias que son las que han logrado también el mejor nivel de vida para sus ciudadanos.

Al populismo no le agrada esta caracterización de los medios porque pretende establecer una conexión directa con el pueblo sin intermediarios. Todo gobierno populista sostiene que es su deber, como representante del interés del pueblo, cumplir el papel de guardián de los medios. El debate sobre el control de los medios se transforma en la cuestión de quién y cómo garantiza mejor la democracia. Los medios no siempre son los ideales; En ocasiones se convierten en armas de lucha entre facciones políticas y, en algunos casos, han sembrado el odio y la división en lugar del consenso y la tolerancia. La libertad no basta para hacer buen periodismo, se precisa de altos estándares éticos, conocimientos y experiencia en la investigación, rendición de cuentas, participación ciudadana y democratización del acceso a los medios.

La prensa oficial tampoco garantiza buen periodismo, al contrario, la prensa oficialista oculta lo que no le conviene al partido que está en el poder, no permite visiones alternativas de la realidad, no exige el libre acceso a la información, socapa la corrupción y tiende a la propaganda política. Por eso es mala noticia que el gobierno ecuatoriano pretenda incrementar el control de la información con una enmienda constitucional que consagra la información como servicio público.

El Consejo de Regulación de la Información y Comunicación anunció que propondrá una enmienda para que la información y la comunicación sean consagradas, constitucionalmente, como servicio público. La ley de Comunicación ya consagra en los artículos 5 y 71 que la comunicación social es un servicio público y es una de las causales planteadas en la demanda de inconstitucionalidad de la ley. Al aprobar la enmienda constitucional lo que harían es blindar la Ley de Comunicación y otorgarle al gobierno de turno el monopolio de la información. Se haría innecesario un pronunciamiento de la Corte Constitucional sobre este punto.

La información y la opinión son tareas inteligentes, consecuencia de la posibilidad de pensar, la facultad que nos hace humanos; no se puede convertir los medios de comunicación en tuberías por donde pasen las noticias oficiales. Personas que trabajaron y se formaron en los medios privados, fanatizados como los conversos, consideran ahora que esos medios no garantizan el servicio y que lo hará el gobierno que hace campañas de desprestigio, persigue, castiga y amenaza a los periodistas y a los medios. El control de la información es todo o nada.

lecheverria@elcomercio.org

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