Tal cifra se alcanzó durante noviembre pasado. Para ello, fueron esenciales las mejoras en la salud pública. Por ello, se espera alcanzar 10 400 millones de personas en el 2080.
Advierte Naciones Unidas, que la humanidad necesita mirar más allá de este registro y responsablemente proteger a las personas más vulnerables, como también al planeta tierra.
Su secretario general advirtió que, si no se consigue reducir “la enorme brecha” entre las personas con y sin recursos viviremos en un mundo lleno de tensiones y conflictos.
Llegar a 8 000 millones de habitantes ilustra una historia de éxitos, pero plantea preocupaciones sobre como afrontar la pobreza, el cambio climático y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Si no disminuye drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero, todo esfuerzo será en vano. Los países con las tasas más altas de consumo y emisiones son aquellos donde la población no crece, mientras en los países más pobres, que tienen bajas tasas de emisiones, la población lo hace exponencialmente.
La familia humana tardó 125 años en pasar de mil a dos mil millones. En 1950, el planeta era habitado por 2.500 millones de personas. Desde entonces, en 70 años nos hemos triplicado.
El boom de las últimas décadas se explica parcialmente por el aumento de la esperanza de vida, también por mejores condiciones sanitarias y de desarrollo, así como por la efectividad de los programas contra la mortalidad materna e infantil. Todo ello es positivo. Lo negativo es la desigualdad de género. Aproximadamente la mitad de los embarazos no son deseados.
Por ello que, la respuesta válida para reducir la tasa de natalidad en los países donde es elevada es facilitar servicios de planificación familiar, salud sexual y reproductiva. En definitiva, se debe cubrir una demanda insatisfecha.