Un sereno balance

No puede negarse que durante época tan plagada de charlatanes y de supersabios administradores que se creen infalibles, ha sido un remanso de objetividad, realismo y hasta a ratos de humildad, la evaluación que efectuara el personero de una de las instituciones más importantes del país, la Casa de la Cultura Ecuatoriana, al cabo de varios años de su desempeño.

El balance expuesto por el Dr. Marco Antonio Rodríguez fue sereno; mencionó que ha cumplido “con responsabilidad el encargo frente al país y la cultura ecuatoriana; anotó que todo poder es sinónimo de servicio y tuvo la gallardía de que aceptara todas las críticas, jamás he controvertido con nadie y “asumí mis errores”. También citó: “No digo que esta haya sido la mejor administración de la historia, o que todas las anteriores hubieran sido malas. Recibimos la Institución y hemos hecho lo que hemos ejecutado, sin humillar ni vejar a nadie. Y un puntillazo adicional: la cultura de la queja es de los malos políticos y de los vanidosos”.

Apremiado por los redactores de la sección Cultura de EL COMERCIO, para que puntualizara si la evaluación la hacía en la escala de calidad o en cantidad, Rodríguez manifestó: “Hemos procurado mantener un nivel de calidad”, pero añadió enseguida que allí se introdujo una de las ‘obsesiones’ de la administración que él encabezara, es decir el servicio y la atención a las provincias más pequeñas. Admitió que según lo han observado con justeza algunos críticos, “sí se han publicado algunos libros que correspondían de la medianía y hacia abajo, más no por concesiones, trató de justificar” sino por el deseo de otorgar presencia a núcleos que forman parte de la estructura de la CCE; “así hemos publicado 37 títulos de las provincias más pequeñas”.

El Presidente cesante desestimó las acusaciones de “amiguismo”, y cuando los periodistas le hicieron notar que hay un virtual consenso acerca de que el trabajo editorial y el estímulo de las artes plásticas resultaron puntales de su gestión, Rodríguez recogió el criterio y mencionó que hace unos días cien artistas habían enviado un agradecimiento; sostuvo que los catálogos de muchas ‘muestras’ tienen con frecuencia calidad de verdaderos libros, pero aceptó que las nuevas propuestas plásticas acaso habían recibido poca atención. Rodríguez lo caracterizó como uno de los “errores” que él asume, pero a renglón seguido afirmó que se ha registrado una nómina de 94 expositores jóvenes y originarios de provincias.

Rodríguez contestó a la pregunta sobre la insuficiente presencia de jóvenes como síntoma de que la CCE estuviera “anquilosada” con un no rotundo. Y observó, “cuando surgió el Sistema Nacional de Cultura lo aplaudimos y aportamos con la iniciativa de las redes nacionales de cultura .

Concluyó manifestando que la defensa a ultranza de la dignidad y la independencia de la CCE, habían sido objetivos dominantes.

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