Sentir la justicia

Debemos aprender a valorar lo que hacemos y a dar las gracias. El logro es de muchos, aunque unos aportaron más que otros. Al final del día el positivo resultado no es solo de ellos sino de todos. De todo un país.

Cómo no agradecer a los periodistas de investigación que se jugaron y se siguen jugando por la democracia y la ética. Fueron perseguidos de manera inmisericorde y no dudaron en seguir adelante, poniendo en riesgo su tranquilidad, sus vidas y las de sus familias. Igual caso es el de la Fiscal, convertida hoy en símbolo de la justicia, pero mañana será objeto de persecución.

El mensaje más potente de esta jornada es que el poder es efímero, temporal y que algún momento se acaba. El poder, la parafernalia de palacio, insensibiliza, entontece. Pero viene algún momento la realidad y te da un puñetazo en el rostro.

Desde el poder no puedes hacer lo que se te venga en gana. Estás allí por una decisión colectiva, como parte de un compromiso que hiciste con la gente al momento de tu elección. Si dejas de lado ese acuerdo, para realizar tus intereses y los de tus amigos, rompiste el pacto. Y eso tiene consecuencias, más aún si hubo ilegalidades y hurtos.

En esta experiencia que vivimos no debe operar la venganza sino la justicia. Es necesario dejar un precedente para que los que pasan por las funciones públicas, conciban que los recursos que les toca manejar no están botados, que son parte de una riqueza colectiva, que por lo tanto un puesto en el aparato estatal no es la oportunidad para ilegalmente hacerse millonarios. Por esto tienen que ser sancionados, pero no a la manera como se reprime en la actualidad en algunos países autoritarios, donde llevarse fondos públicos, implica la pena de muerte.

Esta es una lección para aprender que tomar cualquier camino para llegar al poder no es lo correcto. Que los que financian las campañas, donde podrían estar, desde “empresarios” hasta el crimen organizado, te cobran una factura. Algunos de estos “financiadores” también han sido topados por la ley en la actual experiencia. Esta es una buena señal para esos grupos mal llamados empresariales, que desde hace décadas han “fondeado” a diversos candidatos al mismo tiempo, respeten al Estado, los recursos públicos y se sometan a relaciones lícitas y justas.

Sin embargo, más allá de las sanciones, el tema del financiamiento de las campañas electorales todavía es un agujero negro. Si no buscamos una solución definitiva a este tema, la democracia seguirá siendo un parapeto para la reproducción de todo tipo de intereses, y esta experiencia quede como una buena anécdota y nada más, ya que el edificio de la corrupción está intacto.

En todo caso, la experiencia nos redime, ya que no solo es una restitución de la vigencia de los valores, sino la posibilidad de sentirnos orgullosos y de recuperar una noción de colectividad y de sentido.

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