Me dirijo a los integrantes de la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional que en estos días están por concluir la redacción del texto del Código Orgánico de Salud, para segundo y definitivo debate por el Pleno de dicha Asamblea.
El artículo 82 del Proyecto de Código Orgánico de Salud (COS), aprobado en primer debate, establece que la Autoridad Sanitaria Nacional emitirá la normativa de fortificación de alimentos de consumo masivo.En la Disposición Derogatoria Quinta, en el numeral 7 del Mencionado COS, consta como una de las leyes a ser derogada, la Ley No. 75 del 20 de noviembre de 1968 que declaró obligatoria para todo el país la yodación de la sal para consumo humano. El texto del art.
82 y de la mencionada Disposición Derogatoria podría interpretarse como eliminatorias de la obligación de yodar la sal para consumo humano en territorio nacional. Así, se provocaría la reaparición de los Desórdenes por Deficiencia de yodo (DDY), en muy corto plazo.
Ante la posibilidad de tal desastre biomédico, el Dr. Víctor Pacheco Bastidas y yo, miembros que fuimos del Consejo Internacional para el Control de los DDY, solicitamos audiencia a la Comisión de Salud. Fue concedida y luego cancelada (octubre, 2017). Nos quedó el recurso de enviarles nuestras sugerencias y razonamientos en un folder individual a todos los miembros de la Comisión.
Hasta la fecha no hemos recibido ninguna respuesta ni colectiva ni individual.
En aquel alegato sugeríamos como texto del Artículo 82-Fortificación de alimentos: “La Autoridad Sanitaria Nacional emitirá normativas a las que deberá sujetarse la fortificación de alimentos de consumo masivo, bajo los lineamientos de soberanía alimentaria. (Viene lo que proponemos) La sal para consumo humano en territorio nacional debe ser yodada en forma obligatoria de acuerdo a las normas emitidas por la autoridad Sanitaria Nacional”.
Para tal puntualización nos asistía el hecho indiscutible de que los DDY constituyen un gravísimo problema de salud pública, como así se ha insistido en todos los tonos tanto por las comunidades científicas nacionales como por organismos internacionales como la OPS/OMS y la Unicef. A los investigadores de la Politécnica Nacional y la Univ. Central, un verdadero equipo de especialistas, nos sobran razones para empeñarnos en la yodación de la sal: demostramos, inclusive a nivel biomolecular, que cuando se suma la malnutrición a la deficiencia de yodo, los DDY llegan a niveles extremos. Es lo que ocurría con las comunidades de campesinos serranos.
Guatemala y Colombia fueron los primeros países latinoamericanos que contaron con sal yodada. Los resultados, extraordinarios. En Guatemala, los bárbaros liquidaron el programa. A los admirables indios de ese país inclusive se pretendió exterminarlos.