El panorama laboral de América Latina en 2015 estará fuertemente influenciado por la desaceleración del crecimiento económico, lo cual podría reflejarse en mayor desempleo e informalidad.
Este escenario surge tras una década de logros importantes en esta región. Uno de los avances más destacables fue la reducción de la tasa de desempleo en las zonas urbanas, que a comienzos de este siglo estaba en 11%, y bajó hasta un mínimo histórico de 6,1% a fines del año pasado.
Pero esta tendencia positiva se ha detenido. Al finalizar 2014 habían dejado de crearse 1 millón de puestos de trabajo. La única vez que se había dejado de generar empleo en la última década fue en 2009, el año de la crisis financiera internacional, y la región se recuperó rápidamente de este episodio. Ahora la situación es diferente porque los pronósticos de la economía indican que el crecimiento lento podría durar algunos años.
Por otra parte, la evidencia recopilada revela que, a diferencia de lo ocurrido en años anteriores, en 2014 ha crecido más el autoempleo que el empleo asalariado, lo cual indica que la informalidad puede volver a subir.
Después años de dinamismo en el mercado de trabajo, ahora predomina la incertidumbre y el temor de que se reviertan algunos logros alcanzados. No hay que olvidar que el empleo es clave para la reducción de la pobreza y la desigualdad.
Pese a esta baja en la generación de empleos, el desempleo aún se mantuvo bajo en 2014 porque también se redujo la participación en la fuerza laboral. Un importante número de personas dejaron de trabajar, en su mayoría mujeres y jóvenes, a veces por motivos positivos, como ir a la escuela, pero en casos por desaliento y frustración.
Este año, muchos de aquellos que salieron temporalmente del mercado de trabajo en 2014 intentarán volver pues necesitan esos ingresos para mantener a sus familias, sumándose a los jóvenes que recién entran a la vida laboral. La región necesitará crear casi 50 millones de plazas en los próximos 10 años solamente para compensar el crecimiento demográfico vegetativo.
En un mercado laboral afectado por la desaceleración también será difícil avanzar en el cierre de las brechas de empleo. Aunque las mujeres se han incorporado al trabajo, su tasa de participación es 30% inferior a la de los hombres y cuando buscan colocarse enfrentan una desocupación más alta. Los jóvenes también están en desventaja ya que 40% por ciento de los desempleados tienen entre 15 y 24 años y tasas de desocupación de 2 a 4 vecesmayores que los adultos.
Asimismo, hay problemas de calidad del empleo que podrían agudizarse. Existen 130 millones de ocupados informales, habitualmente en malas condiciones laborales, desprotección, inestabilidad y falta de derechos.
Las estimaciones de crecimiento económico en 2015 son de apenas por encima de 2% para la región, lo que no resulta suficiente para evitar que el desempleo urbano aumente.
*Directora Regional de OIT para América Latina y el Caribe