Un período presidencial de seis años propuso el ex dirigente político de la Izquierda Democrática Andrés Vallejo en un artículo publicado en estas páginas. ¿Cómo así? Pues, Andrés lo hizo, sin duda, con la expectativa de que una Consulta o una Constituyente no se inclinen en favor de una reelección indefinida para el futuro del Ecuador, a partir del 2021. Realmente, dicha propuesta -seis años en Carondelet- puede tener un buen número de adherentes pero no faltarán los que sean partidarios de otras opciones, entre ellas por una presidencia de cuatro años, que ha tenido vigencia en la mayor parte de la vida política ecuatoriana. Se trata, pues, de una sugerencia interesante y surgen las preguntas y las anécdotas sobre lo que ha sucedido alrededor de ese tema en nuestro país.
¿Qué pasó, por ejemplo, con el “profeta” Velasco Ibarra que subió y bajó cinco veces las gradas de Carondelet y en su primera presidencia se precipitó sobre las bayonetas? Pues la historia nos cuenta que, en efecto, ganó las elecciones cinco veces, algunas por “paliza”, como pudo certificar allá por 1960 su gran rival, don Galo Plaza Lasso. La verdad es que el muy discutido Velasco Ibarra se cayó cuatro veces y, por lo tanto, solo gobernó algo más de doce años en total cuando debía gozar del título de “señor presidente” por lo menos veinte años.
Hablando de gobernantes y sus altibajos viene al recuerdo lo que sucedió allá por los años cuarenta con el presidente Carlos Alberto Arroyo del Río. Algo muy inquietante fue que uno de sus candidatos rivales fue, caramba, nada menos que -otra vez- José María Velasco Ibarra, quien buscaba su segunda presidencia. Triunfó el liberal Arroyo del Río pero fue acusado de fraude. Ya en el poder, Arroyo sufrió por la invasión peruana de 1941 y por la firma obligada del amargo Protocolo de Río de Janeiro. La oposición fue cada vez mayor y el presidente prometió que gobernaría los cuatro años del período presidencial “ni un día más ni un día menos”. Como respuesta los manifestantes salieron a las calles y al grito de “ni un día más ni un día menos ja ja ja, ni un día más ni un día menos ja ja ja” le tumbaron el 28 de mayo de 1944, cuando faltaba muy poco para que cumpla los cuatro años.
¿Habrá mejorado el ambiente político como para tener los “presidentes de seis años” que sugiere Andrés? El cree que “cuatro años es muy corto. Si es electo por seis años no podría ser reelegido y tendría el tiempo suficiente para un ejercicio serio, responsable y no demagógico. Estaría alejado de las humanas tentaciones de reelegirse, que quitan objetividad y seriedad a la gestión”.
No faltan, pese a todo, los partidarios de los cuarto tradicionales años y unos pocos del “sistema USA” es decir dos períodos de cuatro años. Entre estos últimos algunos recuerdan el “caso Delano Roosevelt” el personaje que gobernó cuatro períodos a los Estados Unidos. Esta es una historia como para contarla, décadas después.
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