A propósito de la ostentación militarista del pasado 9 de mayo en la Plaza Roja de Moscú, con que Rusia celebró la derrota de Hitler en 1945, vale recordar algunas cosas.
Confiado en el pacto de no agresión firmado el 21 de agosto de 1939 entre los gobiernos nazi y soviético -el “pacto Ribbentrop-Mototov”-, Hitler invadió Polonia y dio comienzo a la II Guerra Mundial.
Se apoderó luego de Dinamarca y Noruega. Y, en su camino hacia Francia, invadió Luxemburgo, Holanda y Bélgica, y el 14 de junio las tropas nazis desfilaron a “paso de ganso” bajo el Arco del Triunfo en la avenida de los Campos Elíseos de París.
En esa relación de recíprocas desconfianzas y traiciones, la Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin se dividieron el territorio polaco. Hitler ocupó Noruega y Stalin, Finlandia.
Pero el 15 de mayo de 1941, rompiendo el pacto de no agresión, el ‘Führer’ invadió Letonia, Lituania y parte de Estonia, expulsó de Polonia a los soviéticos y avanzó a sangre y fuego hacia Moscú, en cuyas inmediaciones sus tropas fueron detenidas por los soldados soviéticos y por las inclemencias del invierno.
En el frente oriental fue decisiva la batalla de Stalingrado, en la que alemanes y rusos combatieron épicamente en las calles de la ciudad por 143 días. Fue un infierno. Stalin mandó: “¡Ni un paso atrás!”. La contraofensiva soviética atrapó al 6º ejército alemán. Hubo 3 millones de muertos en la batalla más sangrienta en los anales de la historia.
El 7 de diciembre de 1941 Japón atacó por sorpresa la base norteamericana de Pearl Harbor en Hawai. Y esto cambió de rumbo a la guerra. Hasta ese momento, las fuerzas militares aliadas eran derrotadas en casi todos los frentes y combates -solo Inglaterra se mantenía en pie de lucha- y los ejércitos alemanes se habían adentrado miles de kilómetros en la Unión Soviética.
Más de 5 millones de soldados norteamericanos fueron a los campos de batalla. Fabricaron 300 000 aviones, 86 000 tanques, 3 millones de cañones, centenares de miles de vehículos militares, para equipar los ejércitos de Inglaterra, URSS, China y Francia.
Los aliados tomaron la iniciativa bélica y los ejércitos de Hitler se retiraron a la otra orilla del Rin. Con el desembarco de Normandía en la madrugada del 6 de junio de 1944 -la mayor invasión por mar de la historia- en la que intervinieron
1 750 000 soldados británicos, 1 500 000 norteamericanos y
250 000 franceses, se acercó el fin de la guerra.
El frente alemán quedó desecho y los aliados, en movimiento envolvente, cercaron a 300 000 soldados nazis, incluidos 30 generales, y les obligaron a rendirse.
A fines de marzo comenzó el asalto soviético contra Berlín. Los nazis opusieron feroz resistencia pero fueron destrozados. Hitler se suicidó o, según otras versiones, se fugó en un submarino hacia la Patagonia.
Pero subsistía el frente japonés en el Pacífico, del cual hablaré la próxima vez.