En 1978, en la “Conferencia Internacional de Alma Ata”, los países se comprometieron a alcanzar “Salud para todos en el año 2.000”, y a desarrollar una estrategia – Atención Primaria de Salud – para conseguirla. Este 7 de Abril (Día Mundial de la Salud), la Organización Mundial de la Salud reedita la meta; “Cobertura Sanitaria Universal: para todos en todas partes”, en implícito reconocimiento de que el mundo fracasó en su intento; pese a esfuerzos y avances, la salud sigue siendo un sueño para millones de personas, en el marco de desigualdades no superadas entre países y dentro de ellos.
Universalizar la atención de salud con calidad es un imperativo ético a perseguir infatigablemente.
Lograrlo, dice la OMS, exige firme voluntad política para garantizar a las personas los servicios “que precisan”, aclarando que no es “cobertura gratuita para todas las posibles intervenciones sanitarias….dado que ningún país puede proporcionarlas gratuitamente de manera sostenible”, debiendo priorizarse servicios “esenciales” para tratar “las principales causas de morbilidad y mortalidad”. Destaca la importancia de medidas de protección financiera para que el acceso a los servicios no conlleve afectación económica para las personas. La Cobertura Sanitaria Universal, añade, comprende también acciones de salud pública, como agua potable y control de vectores.
Conquistar la meta requiere presupuestos nacionales para salud – tan vigorosos como el tamaño de sus economías permita – así como una ejecución diáfana, eficiente y eficaz. La mancomunidad de recursos en Fondos Nacionales, gestionados por Sistemas Nacionales de Salud, optimizará su utilización, evitando duplicaciones que, junto al uso inadecuado de medicamentos y tecnologías, determinarían alto desperdicio (20 a 40%,OMS). Impedirá asimismo “gastos de bolsillo” que pueden empobrecer a familias obligadas a sacrificios para superar enfermedades – especialmente catastróficas – en su seno, ante respuestas ineficaces de sistemas de salud débiles o inexistentes.
Cuenta también el destino de los recursos. Hace 40 años, Haldfan Mahler, Ex Director de la OMS, demandaba una “transformación radical, superando enfoques tecnocráticos: medicamentos, hospitales, doctores y equipos de rayos X”, suprimiendo “obstáculos opuestos a la salud; malnutrición, ignorancia, agua no potable y viviendas no higiénicas”. Autorizadas exhortaciones válidas para el Ecuador contemporáneo.
Si entonces Mahler denunciaba que el presupuesto agregado de salud pública de 67 países pobres era menor al gasto en tranquilizantes de países ricos, en el Día Mundial de la Salud deberíamos indignarnos, junto al Papa Francisco, por la muerte, enfermedad y sufrimiento de inocentes en Siria, Palestina, Sudán…o Venezuela, aquí cerca.