Con el mundo y los mercados en plena transformación a velocidad espeluznante, las empresas están exigidas a adaptarse. Hay algunas preguntas clave. ¿Cómo hacerlo, y por dónde empezar? No es fácil con tantos expertos invadiendo los congresos, foros y correos electrónicos con artículos y opiniones diversas respecto a múltiples tendencias: La industria 4.0, la automatización y nanotecnología; la transformación digital, big data, la nube o el edge computing, el blockchain y el comercio electrónico; los Milleniums y otros que vendrán rápido y cada vez más distintos; cambio climático y otros fenómenos crecientes.
¿Debemos hacer un giro de timón, o adoptar el gradualismo? Los riesgos están en exagerar el cambio o llegar atrasado a las tendencias. Para ponderar y mejorar la puntería tiene sentido repensar 3 elementos vitales de la empresa: el Ser, el Hacer y el Tener.
Redefinir el Ser es volver al fundamento del propósito, para qué existe la empresa, cuál debe ser su contribución, cuál es el rol que debe asumir en la solución que provee. Redefinir el Hacer es revisar la estrategia que llevará a la conquista de su visión y propósito estableciendo la forma en que medirá su progreso y su éxito. Y el Tener, representa los cambios en capacidades, recursos y paradigmas culturales nuevos a dominar para hacer posible esa estrategia.
Aplicando lo anterior, se debería pasar de ser un productor o proveedor a ser parte de una solución relevante para las personas u otras empresas, a través de sus recursos y capacidades, siendo un gestor de cambio en el contexto de las nuevas expectativas de los grupos de interés que impacta.
Por otro lado, la redefinición de su estrategia permitirá tomar decisiones que de otra manera no se harían preventivamente, como corregir su tamaño si este no es el correcto por algún factor restrictivo que le impide ejecutar eficazmente, o tomar alguna oportunidad pendiente que le permita crecer. Además, cambiar su foco dentro de la cadena de valor donde convergen mejor sus fortalezas con las oportunidades que ofrecen las nuevas tendencias o cambios del mercado. De esta manera podrá definir eficazmente las nuevas tecnologías, digitales o de otro tipo que se requieren, y los nuevos talentos que son necesarios para una situación distinta en procura de una nueva fórmula de éxito.
En conclusión, la transformación no debería ser empujada sólo por algún avance tecnológico, sino por una comprensión oportuna y renovada respecto a 4 factores: Tendencias económicas, sociales y ambientales irreversibles, cambios en el mercado, tecnologías crecientes, y nuevas expectativas de la sociedad respecto al comportamiento empresarial.
Darwin sentenció que las especies que perduran no son las más grandes ni fuertes, sino las que se adaptan mejor.