Con el intrigante y sugestivo título de ‘El secreto de Guayaquil. Entrevista de Bolívar y San Martín’, un joven abogado, Pablo Montalvo Paredes acaba de publicar un libro sobre el encuentro que tuvieran en julio de 1822 en Guayaquil, verdadero gozne sobre el que giró la etapa final de la independencia de América Latina.
A la obra se la puede caracterizar como un ‘ensayo’ que mezcla lo histórico- debido al abundante respaldo bibliográfico – cuanto lo literario por la búsqueda de consecuencias del encuentro .
Luego de las emotivas dedicatorias se integra una ‘Introducción’, debida al presidente de la Cámara de Industrias y Producción, Dr. Pablo Dávila Jaramillo, quien explica algunas claves de la estructura del ensayo, y un erudito ‘Prólogo’ del Dr. Juan F. Páez Terán, personero del Instituto Sanmartiniano del Ecuador. Fundado a su vez Páez Terán sobre los libros del historiador argentino Eduardo Colombres Mármol, dice: “un sino que no deberíamos calificar de misterioso, aunque sí de fatal, como suelen ser los hechos que marcan los hitos de la historia de los pueblos, con demasiada frecuencia ajenas a su determinación, resultado de factores imponderables, parece rodear a aquella entrevista”, y pasa enseguida a enumerar nada menos que nueve versiones sobre la reunión de los Libertadores, que van desde la del capitán francés Gabriel Lafond, hasta las de Tomás Cipriano Mosquera, Sarmiento, Restrepo, Vicuña Mackenna, Larrazábal, y también las de Mitre, de Otero y de Pérez.
Debe destacarse el seguro instinto con que Montalvo Paredes escoge las características con las cuales logra dibujar vívidas escenas y ambientes de Guayaquil, así como el aspecto físico y los temperamentos de dos personajes tan disímiles como lo fueron Bolívar y San Martín. Del primero dice el autor: “Nadie como él soportaba el infinito agotamiento de los viajes a caballo en los que atravesaba cordilleras, cruzaba ríos crecidos, se enfrentaba a diferentes climas, enfermedades tropicales y obstáculos que debería superar para llegar a su destino…Sin embargo cuando podía dedicarse a los placeres como la comida, la bebida, el sexo y la fiesta se transformaba en un ser simpático, extrovertido…” Por su parte, manifiesta de San Martín: “Ejemplo de hombre, de padre, de amigo, un soldado con la milicia en las venas, representante de la figura paternal, el modelo a seguir de muchos, el hombre culto preciso en sus instrucciones, líder admirado y amado, sencillo, de buen humor”.
Entre 26 y 27 de julio de 1822 se reunieron en privado tres veces. ¿De qué hablaron?, ¿Qué pactos hicieron?, ¿Compartieron alguna anécdota?, o simplemente discutieron acerca de la campaña que cada uno llevaba en su territorio y luego decidieron seguir cada uno con sus vidas. Nadie lo sabrá. No existe un registro, un testimonio. Solo conjeturas, confidencias e hipótesis…”.